Campañas sucias e intrigas internacionales

Campañas sucias e intrigas internacionales

Por Boris Zelaya Rubí

Las campañas sucias y negativas, independientemente del efecto que tengan, en términos de destrucción del adversario o de daño a su reputación y credibilidad, son realmente perversas también para quienes las promueven. Es muy difícil que una vez que entren en el juego de la campaña negativa no entren en la sucia. Hay una diferencia moral y una política entre unas y otras, no pueden tener el mismo juicio, pero el origen de las dos es el mismo: destruir antes que proponer”.

La bicoca de 1,1OO millones de lempiras le costarán al pueblo las próximas elecciones internas, así que aparte de sufrir con las chabacanadas ideológicas de los políticos o mejor dicho de los que pretenden vivir de la actividad más lucrativa de Honduras ¡son financiados con nuestros impuestos!

Hemos observado algunos programas televisivos en los que se presentaron personajes de varias corrientes de un partido político, donde mostraron su verdadera personalidad, sin guardar ninguna compostura e importándoles un comino la impresión que causaron a sus seguidores, se insultaron y se sacaron los trapos sucios a sol, o como dice el vulgo ¡bajaron los canastos o sacaron las cajas de lustrar zapatos! Es deprimente que políticos curtidos por la experiencia y cobijados por la misma bandera, den esos tristes espectáculos. Los dimes y diretes solo han servido para crear fisuras entre seguidores de los precandidatos, incluso confusiones a última hora, propiciadas por la inmadurez de algunos y las ambiciones incontroladas de otros. Se les olvidó que han sido máximas autoridades de su partido político, y que el pueblo a través de los cargos que algún día ocuparon, tenía otro concepto de ellos. La ciudadanía con mucho tino se refiere a los políticos, señalándolos muy despectivamente como “parásitos que viven del Estado”, porque los buenos ejemplos en ese campo son muy escasos.

Entre aspirantes a la presidencia o a las diputaciones, empiezan a recriminarse, porque algunos llevan a su parentela (hijos, esposas, sobrinas y nueras) en cargos de elección, aprovechando para que también inicien su camino hacia “la vida en rosa” mantenidos por el Estado. El pueblo siempre ha sospechado que en las elecciones primarias, el triunfo no es de los más votados, sino de la astucia “en la contada”, pero en la recta final o las elecciones generales, no deben marcar el voto bajo la casilla en que figuran los hijos de los perfumados, conocidos por afiches y cancioncitas en radio y televisión, que conocen más algunos lugares de Europa y Estados Unidos, que su propia patria, y jamás tendrán la sensibilidad humana que se requiere para ayudarle a los más desposeídos.

Los ciudadanos no deben caer en la trampa de aquellos que desde ahora pelean cargos como fieras hambrientas, disputándose una presa, mintiendo para dar la imagen de lo que son capaces por servirles a los hondureños.

En las encuestas la cantidad de personas que no desean ejercer el sufragio o se encuentran indecisos por quién hacerlo, es preocupante, la indiferencia trae como consecuencia que no sea la mayoría del pueblo hondureños quien decida quiénes quieren que los gobiernen, aluden a su decisión con la misma cantaleta ¡para qué votar si es para lo mismo! ¿Cómo vencer el abstencionismo? Las estrategias para motivar a los electores entre otras, son: eliminar las campañas sucias y efectuar el control del financiamiento de las justas electorales, evitando el uso de dinero cuya procedencia puede ser del crimen organizado o producto del saqueo de las arcas del Estado y que los aspirantes a cargos de elección no tengan un pasado criminal.

Hemos sido invadidos por los experimentados mundialmente en calumniar, atribuyendo abominables acciones a varios personajes de nuestra sociedad, sin pruebas. Son expertos en sembrar el caos con miras a cambios de sistema para satisfacción de su frustrada ideología, con intenciones de sobresalir de cualquier manera, o por el simple hecho de justificar los fondos que envían sus iguales a nivel internacional, en supuesta defensa de derechos humanos, pero que enmascaran aviesos y egoístas propósitos. Son malvados tratando de aprovechar el momento que más los favorece para producir el pronto y terrible efecto a que aspiran. ¡A la cárcel los que destruyen personas y países!

De rodillas solo para orar a Dios.

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