EL SEBO CON LA MANTECA

EL SEBO CON LA MANTECA
Como en tantas otras cosas, están confundiendo el sebo con la manteca. La misión que manda la OEA, encabezada por uno de los expresidentes latinoamericanos, es una misión de observadores internacionales. No es, como extrañamente solicitan algunos, un grupo que debe venir a entrometerse en los asuntos internos del país; a dictar pautas sobre reformas a las leyes nacionales, a terciar en el debate público o a inmiscuirse en la polémica –de criterios encontrados– que sostienen los partidos políticos. Hacerlo más bien sería suficiente motivo para descalificarlos. Uno de los principios universales del derecho internacional es el respeto a la autodeterminación de los pueblos y la no intervención en los asuntos soberanos de un país. Los extranjeros no pueden tener injerencia en cuestiones privativas de los nacionales.

Así que esta misión de observadores no es la OEA. Nada tiene que ver con exigirle o no a un país el cumplimiento de la Carta Democrática, conforme la interprete cada cual de los actores políticos en contienda. La misión está limitada por la tarea que tiene que cumplir. No representa a la OEA en todas las demás atribuciones que a la organización hemisférica le competen. Así que no deja de ser absurdo si algunos grupos políticos convienen en no reunirse con la misión, dizque porque no se pronuncian sobre tales o cuales asuntos sobre los cuales –por lo expuesto anteriormente, por respeto al país, y a su calidad de extranjeros en territorio ajeno– deben guardar silencio. Más claro no pudo ser Quiroga: “Somos una misión de observación, no hemos venido como protagonistas, ni antagonistas de nadie ni tampoco como analistas. Uno viene de observador”. Estos son los parámetros de la misma OEA. En vez de estar en las divertidas acrobacias de siempre, orientadas a entretener al circo de espectadores, nada perderían los políticos nacionales con leerlos e ilustrarse: La observación electoral internacional debe observar: 1. “Objetividad y neutralidad. El trabajo de una MOE/OEA depende de la imparcialidad, neutralidad e independencia de la misma. Estas características fundamentales de las MOE/OEA, se reflejan, entre otras cosas, en las acciones de los observadores internacionales, así como en las declaraciones y pronunciamientos de la MOE/OEA”. 2. “Respeto por la legislación interna del país anfitrión”.

3. “No sustitución de los actores nacionales del proceso”. “Las MOE/OEA no sustituyen a ninguno de los actores del proceso electoral. La responsabilidad última y exclusiva por el desarrollo del proceso electoral recae en las instituciones y en los protagonistas del país anfitrión. En este sentido, a los observadores internacionales no les compete aprobar, desaprobar o corregir las decisiones de la autoridad electoral; reemplazar o cuestionar a los fiscales de los partidos políticos o incrementar los recursos humanos o materiales de ninguno de los participantes del proceso, incluyendo la autoridad electoral nacional competente, quien es el único árbitro del proceso”. Expuesto lo anterior, ¿cuáles de las características citadas no entienden los que abogan porque extranjeros vengan a meterse a opinar en el debate político interno; a ordenar o a dictar pautas a los nacionales? Si alguna queja tiene alguien como para exigir la intervención del organismo hemisférico en la política del patio doméstico o en el proceso electoral, estos personajes que vienen de observadores son los menos indicados para responder a esas incomodidades.

Comentarios

Entradas populares