Del Muro de Berlín al muro de Trump
Del Muro de Berlín al muro de Trump
Por: Eduardo Enrique Reina García
“Las cosas solo pueden empeorar… ¿Cómo va a lidiar con ello un hombre que es evidente que no puede manejar ni el más mínimo golpe a su ego? Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, sobre el presidente Donald Trump.
Con la euforia ocurrida con la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, que fue ocasionada con el colapso interno del bloque soviético por causas varias como su pesada burocracia y las oligarquías corruptas del sistema. Muchos predijeron una larga hegemonía unilateral de los Estados Unidos, expertos y teóricos internacionales presagiaban el “fin de la historia”, el triunfo del capitalismo y lo que se llamó como el nuevo orden internacional.
La caída del Muro de Berlín trajo consigo la consolidación de un proceso neoliberal que se extendió a las economías de la mayor parte del planeta, de igual forma fueron naciendo procesos de integración de grupos regionales y subregionales. Los analistas más positivos presagiaban la consolidación de la democracia como sistema político principal, con el fortalecimiento del estado de derecho, de los derechos humanos, y con economías que seguirían el proceso de derrame del capitalismo neoliberal fomentado por los organismos financieros de crédito. Ocurre la globalización del comercio y de la información. Se extiende ampliamente el internet. El mundo virtual se convierte en la estructura invisible de acceso mundial a los datos y a la información sin ningún precedente en la historia humana. La prensa pierde camino ante las redes sociales.
Pero la realidad no fue positiva completamente, las supuestas bondades del neoliberalismo comenzaron a demostrar sus consecuencias negativas como mayores desigualdades y más pobreza, a la vez que el sistema de partidos comenzó a demostrar su resquebrajamiento, esto ocurre principalmente en América Latina, donde partidos centenarios colapsaron cuando aplicaron recetas neoliberales en sus economías y surgieron nuevos liderazgos, principalmente de partidos y movimientos sociales y populares. Por otra parte el poder unilateral comienza tener competidores importantes como China y Rusia, se da un reacomodo del poderío internacional.
Por si esto fuera poco, la hegemonía capitalista y neoliberal sufre un golpe masivo. La crisis financiera que explota en 2008. El malestar político se contagia en Europa con casos claros como Grecia y España, y también en los Estados Unidos. Estallan movimientos antiglobalización, renacen grupos nacionalistas extremistas, aparecen nuevos momentos de izquierda y derecha. Y problemas globales como el terrorismo y el narcotráfico se consolidan. Sin dejar por fuera los grandes retos del cambio climático. El capitalismo está en crisis, algo que muchos no quieren aceptar. Otro ejemplo claro fue el Brexit, contrario a lo que las encuestas reflejaban, triunfa la salida del Reino Unido de la UE. Este malestar de los pueblos ocurre en muchas naciones.
En ese escenario también ocurre lo que no se esperaba por muchos, Donald Trump gana las elecciones en los Estados Unidos con un mensaje radical y con una propuesta nacionalista populista. Trump, ahora ya como presidente de los EE UU, ha tenido unas semanas de inicio que han provocado una hecatombe en los medios de comunicación, los analistas y en las relaciones internacionales. De entrada comienza firmando órdenes ejecutivas que incluyen la salida de los EE UU del TPP, la construcción del muro fronterizo pagado por México, amenaza con reducir las aportaciones de EE UU a la ONU y a otros organismos internacionales, elimina las visas a varios países árabes. La decisión migratoria ya ha tenido sus serias críticas a nivel de organismos internacionales, países y hasta de diplomáticos del Departamento de Estado. El tema NAFTA ya provoca serias preocupaciones sobre el comercio y eventuales medidas similares con otros TLC’s.
El muro de Trump simboliza una nueva etapa. Hay que ver de qué forma responde la institucionalidad democrática de EE UU y qué capacidad tiene el Sistema Internacional para reaccionar, si comienza a denunciarse e incumplir tratados internacionales. Personajes como Felipe Gonzales ya describen el fin de la hegemonía de los EE UU. Está claro que seremos espectadores de un nuevo ciclo internacional.
Pero no todo es malo, también es una gran oportunidad para muchos países entre ellos los de Latinoamérica, de afianzar su proceso de integración y cooperación sur-sur. Ante un Donald Trump que está viendo solo hacia adentro, en una especia de “magnífico aislamiento” como decían los británicos. Esperamos permita que los países de su egida tengamos la posibilidad de avanzar por nuestra cuenta. El mundo sigue en constante movimiento. Esto solo demuestra, que el voto es un arma peligrosa en cuanto a quien se elige o reelige. No hay que olvidar que los gobernantes siguen siendo humanos y peligrosamente pueden sucumbir a ambiciones egocéntricas y megalómanas.
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