Cosas insólitas que ocurren en Honduras
Por: Mario E. Fumero
El juicio a Kevin Solórzano, y su sentencia de culpabilidad, ha sacudido a la opinión pública nacional por la trascendencia mediática que este hecho ha tenido en los medios de comunicación. Durante el juicio a Kevin, algunos afirman que ha habido vacíos y deficiencias, y entre ellos está la gran pregunta: ¿Dónde están los otros dos culpables? Pero lo que más ha indignado a la opinión pública es la rapidez en que este juicio se ha efectuado, y la forma de proceder en este caso, en comparación con el juicio que se le sigue a los que desfalcaron el Seguro Social.
La justicia hondureña ha estado tan viciada en el pasado, que es de dominio público el hecho de que mientras a los pobres se les juzga rápido y con sentencias fuertes, por delitos leves, a los de cuello blanco, se les exonera de delitos graves, entre ellos el de la corrupción. Esto se hace evidente a la vista, y por ello muchos están indignados.
No estamos cuestionando la culpabilidad o inocencia de Kevin, pero sí el hecho de que a Mario Zelaya, que desfalcó los fondos del Seguro Social, se le juzga con privilegios y solo piden para él 17 años, mientras que a Kevin le piden 50 años de prisión, y este señor, que desfalcó el Seguro Social pide cumplir su sentencia en libertad y prestando un servicio gratuito de médico en el Seguro.
Supongamos que Kevin trató de atentar contra una persona, y estuvo presente en un asesinato, ¿cuántos murieron como consecuencia del desfalco del Seguro Social por la falta de medicina, tratamiento de quimioterapia, diálisis y asistencia médica de emergencia, porque faltaba dinero para las medicinas, el cual fue robado descaradamente? ¿No es acaso un genocida el que le prive a la gente el derecho a la vida, por robarse el dinero para su tratamiento? ¿Cuántos muertos dejó el robo del Seguro Social? ¿Y dónde están estos delincuentes? Disfrutando en un cuartel militar de privilegios, el cual no tiene los presos comunes. ¿Por qué no los mandaron a El Pozo?
Es necesario que casos como el de Kevin sean tratados con un jurado imparcial, compuesto con personas imparciales, que respalden a los jueces con una sentencia colegiada, y que la misma se aplique de forma coherente en igualdad de condiciones a las que se les apliquen a los asesinos y corruptos de cuello blanco.
No estoy defendiendo a Kevin, porque evidencias habrán, pero sí reclamo que a todos los que delinquen se les debe dar el mismo trato, sin distinción social, económica o política, porque la justicia, para que sea justa, tiene que ser pareja. No me cabe la menor duda que este caso se convertirá en un caballo de batalla de muchos políticos, para tratar de desestabilizar al país y reclamar que se resuelvan rápidamente otros casos que permanecen en el olvido, o se trate de alargar los mismos para dar lugar al olvido de los escándalos que causaron corrupción.
Es un deber orar y pedirle a Dios que la justicia funcione pareja, en igualdad de condiciones para ricos y pobres, para humildes y poderosos, y que la depuración policial se extienda a otras instituciones vinculadas a la seguridad nacional, como es el Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia, ya que de ambas depende la seguridad y estabilidad social, porque la impunidad e injusticia es la mejor aliada de los corruptos y delincuentes.
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