Elecciones y aspirantes a diputados
Elecciones y aspirantes a diputados
Por: Miguel Osmundo Mejía Erazo*
*Profesor y periodista
*Profesor y periodista
El pueblo hondureño sin duda alguna es de vocación democrática, las viejas y nuevas generaciones hemos experimentado el devenir político electoral que nos ha dejado muchos sinsabores pero también grandes lecciones aprendidas. Una vez más nos acercamos en este mismo año a dos procesos importantes decisivos para el futuro de nuestra nación, las próximas elecciones primarias el 12 de marzo y las generales en el mes de noviembre. Para marzo el censo electoral preliminar es de 5.8 millones de votantes, se están imprimiendo 35 millones de papeletas a razón de cuatro lempiras cada papeleta para los tres partidos participantes con 17 movimientos internos, el presupuesto estimado es de más de 1,200 millones de lempiras en pago de impresión de estas papeletas, material informativo y didáctico, capacitación para los involucrados en el proceso, pago a miles de custodios de centros de votación, y muchos gastos imprevistos que hacen de las elecciones internas un trabajo y gastos mayor que una elección general, porque para noviembre son diez partidos los que irán a la contienda y con las posibles alianzas simplifican y disminuyen los gastos en tanta papeleta y las miles de fotografías.
Todo proceso electoral quienes lo complican son los mismos políticos, de los 5.8 millones de electores posiblemente un 50% va ir a votar en las primarias por muchas razones, empezando porque hay un millón de ciudadanos en el exterior, miles no tienen partido o solo votan en las generales, de los diez partidos legalmente reconocidos solamente tres van a las internas, hay partidos pequeños como la DC, la UD el PINU y los más nuevos, que nunca han participado ni participarán porque no hay gente suficiente para corrientes internas y eligen sus candidatos de dedo o en asambleas controladas por las mismas directivas, estos caballeros no se andan complicando la vida aunque no sea tan democrático. Hemos tenido el privilegio de participar en la coordinación de capacitación en elecciones primarias como en generales, bajo la dirección de dos distinguidos magistrados que aún se mantienen al frente de este organismo y posiblemente la no inclusión de otros tres magistrados puede ser lo más saludable para la burocracia nacional, las finanzas públicas y los intereses políticos personalistas.
En las próximas elecciones primarias los partidos escogerán internamente los candidatos de elección popular en los niveles presidencial, departamental y municipal que competirán en la contienda electoral de noviembre, cuando todos los partidos legalmente inscritos y las candidaturas independientes escogerán al próximo presidente o presidenta, tres designados y 128 diputados propietarios, sus respectivos suplentes los miembros de las corporaciones municipales y como colados se van los diputados al Parlamento Centroamericano que son seleccionados junto a la fórmula presidencial sin que el elector los conozca. El Artículo 198 de la Constitución de la República establece como requisitos para ser elegido diputado o diputada: ser hondureño por nacimiento, haber cumplido los 21 años de edad, estar en el ejercicio de sus derechos ciudadanos, ser del estado seglar y nativo o haber residido por lo menos cinco años en el departamento por el cual se postula.
Si los 17 movimientos internos han cumplido con sus requisitos tenemos unos 4,352 aspirantes a candidatos diputados y diputadas de los cuales al final quedarán 128 propietarios con sus respectivos suplentes, ya hemos visto desfilar cualquier cantidad por los medios de comunicación, pocos van por la reelección en su mayoría vemos caras jóvenes, hay muchos aspirantes donde el elector perteneciente a uno de los tres partidos: Liberal, Nacional y Libre tiene la oportunidad de seleccionar entre políticos experimentados, comunicadores, profesionales en distintas disciplinas, religiosos, futbolistas, locutores, obreros, campesinos, cómicos en fin hay para todos los gustos, a muchos de ellos o ellas no les vemos ningún atributo, preparación o logro a favor del pueblo para aspirar llamarse a futuro “padre o madre de la patria”, pero al final quien decide es el soberano, el pueblo mismo que por medio del sufragio tiene la potestad de elegir a quienes nos gobiernen. A estas alturas y después de las lecciones aprendidas confiemos en la inteligencia de un pueblo que guiado por la sabiduría de Dios sabrá elegir los mejores hombres y mujeres talentosas y transparentes que sabrán legislar a favor del pueblo y para el pueblo.
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