Doble moral
Doble moral
Por: Denia León
No existe un dato exacto sobre la población migrante de Honduras hacia EE UU algunos la estiman en 1.2 millones de hondureños y otros, suponen hasta 1.8 millones pues diariamente emigran miles de compatriotas hacia el país del norte en búsqueda de oportunidades de trabajo y del denominado “sueño americano”. En este éxodo masivo de personas se incluyen millares de menores que emprenden esa ruta de la muerte con el afán de reencontrarse con sus familiares o salir de la extrema pobreza en que se encuentran.
La falta de oportunidades de empleo, la pobreza endémica que abate a estos países, la violencia derivada de la delincuencia común y del crimen organizado son entre otros factores, los que los impulsan a emprender ese largo recorrido de 3,000 kilómetros y desafiar a la muerte.
Pese a nuestros sentimientos hondureñistas, no podemos dejar de reconocer, que Trump tiene razón al decir que la pobreza y la falta de empleos en estos países son problemas que deben ser afrontados por los gobernantes de turno, pues es sobre quienes recae la responsabilidad de emitir políticas públicas que incentiven la inversión y el empleo pero no es menos cierto, que dadas nuestras debilidades estructurales e institucionales, EE UU ha contribuido a fomentar la pobreza al aplicarnos un modelo económico capitalista que concentra la riqueza e incrementa la pobreza.
Asímismo, Trump tiene razón cuando anuncia que combatirá la corrupción en estos países señalando en otras palabras, que ese, ha sido el principal flagelo que ha frenado el desarrollo de estos pueblos, pero igualmente obvia mencionar, que en el tema de la corrupción, los gobernantes norteamericanos y las autoridades de turno de los organismos internacionales, son corresponsables pues se han mostrado tolerantes con la corrupción tanto gubernamental como empresarial permitiendo que cuantiosas fortunas sean depositadas tanto en sus bancos como en paraísos fiscales que no escapan de su control.
Millonarios préstamos y donaciones en estos países, han sido utilizados con fines políticos, populistas y corruptos mientras los que los otorgan, desvían la mirada sobre el destino final de tales dineros. Es de esa forma, que la deuda interna y externa de estos países, ha crecido exponencialmente y paralelamente, surgen en cada gobierno nuevos ricos, que exhiben su fortuna personal, acumulada al amparo de la corrupción y el despilfarro gubernamental.
Tampoco puede decirse que Trump no tiene razón, cuando anuncia que deportará a indocumentados que tienen antecedentes penales pues nadie recibe en su casa a delincuentes confesos o criminales que ponen en peligro a la familia. Pero el asunto es: Cómo confiar que las políticas de migración y de seguridad que ha anunciado con bombos y platillos el presidente norteamericano, que no son otra cosa que la continuidad de las emitidas por Barack Obama, no servirán de instrumento para desatar un cazabrujismo que le da carta blanca al resurgimiento de grupos radicales de extrema derecha?
Retornar a la década de los cuarenta fomentando ideas nacionalistas o populistas representaría una involución de humanidad. asímismo, hablar de democracia cuando se impone el temor y la intimidación sería un juego de “doble moral”.
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