La ruleta rusa
La ruleta rusa
Por Boris Zelaya Rubí
“La ruleta rusa es un juego de azar potencialmente mortal, que consiste en que un jugador coloque una o varias balas dentro de un tambor de revólver, gire el cilindro coloque el cañón en su sien y presione el gatillo”.
Este juego es ni más ni menos lo que le ocurrirá en las próximas elecciones generales al que ejerza el sufragio por el candidato que no llene sus expectativas, poniendo en peligro nuestro sistema democrático de gobierno al hacerlo por el majadero que proponen los izquierdosos, que sueñan con una dictadura vitalicia como la que practicaron Hugo y Fidel.
Es temerario hasta dónde puede llegar el fanatismo ideológico y el deseo de sembrar el caos con sistemas probados en estados similares al nuestro, que han resultado un total fracaso, sumiendo a sus pueblos en un permanente bochinche callejero, mientras los jerarcas del soñado cambio, con el acostumbrado estribillo que los pobres vivan como los ricos (sin trabajar), se dedican a saquear las arcas y preparar a sus descendientes para que disfruten de la vida como lo hacen los “capitalistas salvajes”, que aparentemente adversan. Llegan al colmo de anunciar por todos los rincones de la patria, que prefieren votar por un ignorante lleno de defectos (para ser un político) que hacerlo por alguien cuyas obras están presentes cada día. Eso es jugar a “la ruleta rusa” con el revólver cargado con todos los proyectiles, y cometer suicidio.
El actual mandatario y candidato a la vez, podrá tener defectos como todo ser humano, pero los señalamientos públicos y la desinformación transmitida a diario por los adversarios, que su gobierno es el más corrupto de la historia, es pura cháchara, el gobierno nacionalista está integrado por correligionarios que han servido en otros gobiernos azules y si prueban que algunos han actuado fuera de la ley, aunque sean como le decimos a los reconocidos socialmente (por sus fortunas) “perfumados de El Hatillo”, deberán ser cancelados inmediatamente, sin esperar que a los cínicos manipuladores de la justicia se los lleve Tío Sam, a sus ergástulas.
El dirigente de la nación ha sido contundente con su lapidaria y ahora famosa frase ¡caiga quien caiga! ¿Por qué en vez de calumniar y hacer que las narices les crezcan como “Pinocho” no aportan las pruebas? Existen varias instituciones nacionales e internacionales donde pueden presentar toda documentación de los que creen han sido o son corruptos, así estarán contribuyendo a mejorar el gobierno y harán patria, pero hablar por hablar y preferir votar “conscientemente” a pesar de exponer la nación a derrames de sangre ¡pareciera un sueño truncado antes que se los lleve la parca!
No podemos jugarnos el albur de que tal vez las cosas resulten bien, cuando tenemos frente a nuestros ojos las pruebas de lo contrario. Siempre estaremos de acuerdo que los ladrones del erario deben estar en la cárcel, pero los experimentos (alianzas) a sabiendas que resultarán mal, no son más que un masoquismo político, o la simple manera de llamar la atención llevando la contraria, prediciendo el futuro como un “Nostradamus moderno”. Hablan de fraude como pretexto para justificar la catastrófica derrota que les viene sin necesidad de ser adivinos, los que creyeron que encontrarían candidatos limpios listos para eliminar la corrupción están decepcionados, jamás imaginaron al honrado papanatas unido a los de dudosa reputación, la respuesta de los que alguna vez le creyeron votarán en blanco o se abstendrán.
Los resultados están a la vista, por más amenazas de irse a las calles esas no pasan de ser manotadas de ahogado anticipadas, la mescolanza está condenada a desaparecer y sus patriarcas serán sustituidos por los adoctrinados jóvenes que se cubren el rostro para cometer actos vandálicos. De frente ¡march…!
De rodillas solo para orar a Dios.
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