El que calla, otorga

El que calla, otorga

Por Boris Zelaya Rubí

“Las campañas sucias distorsionan la realidad, inventan, atribuyen cosas que no son reales. Y lo hacen a sabiendas, con el único objetivo de dañar a otros sin importar cual sea el medio utilizado. Buscan engañar al pueblo”.

Por la búsqueda de un cargo gubernamental muchas personas soportan los señalamientos negativos, manifestando: “La política es el arte de comer sapos y culebras” o también aducen como si fuera lo más normal, que en la política no hay amigos ni enemigos permanentes.

Algunos candidatos han llegado al colmo de señalar acciones falsas a sacerdotes y pastores, pensando en trastornar los pensamientos de algunos feligreses, pero estos últimos en vez de sentirse ofendidos, optan por no ejercer el sufragio, convencidos de lo sucio que son los que fueron sus preferidos para ocupar la Presidencia.

Hemos observado que la mayoría de los funcionarios son extremadamente tolerantes o será como dice el refrán: “El que calla, otorga”. ¿Por qué no proceden legalmente contra las acusaciones oprobiosas que casi a diario les hacen? La respuesta de varios políticos de experiencia, es que si querellan a las lenguas satánicas tarifadas, más bien los convertirían en “mártires” y les darían material por “coartarles el derecho de la libertad de expresión”.

Es comprensible que el pueblo con un índice bastante elevado de analfabetos, sea víctima de farsantes y crea que todas las sartas de suciedades que se inventan, son verdades absolutas que terminan por generarles odio masivo contra buenas personas.

Entre los extremos de las falsedades con fines políticos, están las que vierten contra las mujeres que van en busca o están en cargos de elección popular, que no se prestan al juego por intereses de los que quieren ganar adeptos lanzado cieno sobre los demás, no les importa jugar con la dignidad de señoras respetables. Sus maridos ¿estarán también contaminados con la ambición desmedida, tomando como normal que sus compañeras de hogar sean denigradas? ¿O será parte de la política que no entendemos? Quienes calumnian por la desesperación de obtener el poder exponen sus vidas, porque un hijo o esposo digno, por defender la honra de su progenitora o cónyuge son capaces de enfrentar a cualquier político sucio, con resultados impredecibles.

Nuestros aspirantes a dirigir la nación, deben entender, si es que no los obnubila el excesivo interés por asuntos personales, que deberán trabajar constantemente para lograr la felicidad de los gobernados, en vez de perseguirse y destrozarse por miserables intereses, debiendo mantener una paz inviolable y perpetua. Como dicen los grandes analistas políticos de varios países: “Una cosa es que en una campaña utilicen las debilidades de los contrincantes y las difundan por todos los medios, como parte de una estrategia que para algunos puede resultar irrespetuosa y otra cosa es que se trate de desprestigiar con mentiras al adversario o darle otro sentido a sus mensajes. Lo que se convierte en una inmunda campaña política”.

Toda actividad preelectoral debe encaminarse a resaltar las propuestas de cada candidato, basada en el desarrollo y prosperidad que merece nuestro pueblo. Por el momento los ciudadanos deben analizar quienes mienten y quienes dicen la verdad, investigando sus trayectorias para no cometer un error que nos haga retroceder y vivir en un infierno de asesinos y traficantes de drogas, apoyados por los que podríamos elegir como mandatarios que nos pongan una venda sobre los ojos, permitiéndoles enriquecerse de la noche a la mañana a costa de aumentar la miseria de muchos ciudadanos.
De rodillas solo para orar a Dios..

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