El “efecto Pigmalión” y la campaña electoral
El “efecto Pigmalión” y la campaña electoral
Por PG. Nieto
Asesor y Profesor C.I.S.I.
Este concepto, estudiado en psicología, pedagogía y por las ciencias de la inteligencia, también se le conoce como la “profecía autocumplida”. Puede postularse así: “Con independencia de que una cosa sea verdad o mentira, siempre será verdad en las consecuencias que provoca”. Se trata de una poderosa herramienta de manipulación empleada por políticos depredadores profusamente en campañas electorales.
La ley establece una fecha para el comienzo del proceso pero desde hace semanas los partidos mayoritarios, los “Goliat´s”, se encuentran en campaña pasándose la ley por el forro de sus conciencias. ¿El TSE? Bien gracias. Otro indicador es la crisis universitaria, un problema endémico que se activa de tiempo en tiempo, pero siempre resurge en elecciones para debilitar al Ejecutivo. Hay indicios de una estrategia para prolongar el mandato de la rectora. Por enésima vez repito que el problema de nuestras leyes radica en los responsables de aplicarlas, que la retuercen en beneficio propio y de sus élites.
Cuando un político se define por lo que hace ya sabemos dónde está su límite, pero cuando se define por los motivos de su accionar está estableciendo su categoría moral y sus convicciones. Según el efecto Pigmalión, cuanto más deteriore el candidato la imagen de sus adversarios más los debilitará, aunque la acusación sea falsa, generando estados de opinión que dejan rescoldos y reportan beneficios.
Queda establecida la catadura moral del sujeto, máxime cuando cada líder tiene secretos de armario junto a la estructura política y empresarial que le respalda. Recordemos lo que dice el evangelio sobre la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio. En esa estrategia depredadora del: “Y tú más”, no hay transferencia de valores, ni de creencias con las que identificarse. No es posible detectar las cualidades del líder, solo su capacidad para generar confrontación. El candidato afectado tiene que salir a los medios para apagar el conato de incendio desmintiendo las acusaciones y contratacando para no mostrar debilidad. Este escenario marca el nivel de la campaña.
No es el tamaño ni los medios lo que hace a un partido fuerte, sino su filosofía, sus creencias y valores, su doctrina. No es arrojando porquería y medias verdades sobre el adversario como se le vence, sino con propuestas concretas generadoras de esperanza. Pero ya las palabras no vinculan ni responsabilizan al que las pronuncia, siempre podrá excusarse diciendo que fueron sacadas de contexto y que se trata de una persecución política. El neolenguaje es una herramienta poderosa de manipulación.
Esta “élite” de políticos no comprende que el pueblo necesita esperanza. Luther King en 1963 dio un discurso en el que su frase más conocida fue: “Tengo un sueño…” nunca dijo: “Tengo un proyecto, o tengo un plan”. Mostró a la sociedad de su tiempo algo en lo que creer. La parte del cerebro que influye en nuestro comportamiento y toma de decisiones no tiene capacidad de lenguaje. El liderazgo no tiene la obligación de generar ideas sino crear los entornos donde las mismas surjan. Tener liderazgo no es lo mismo que ser líder. El líder es el que ocupa una posición de privilegio, el liderazgo genera autenticidad, provocando confianza y por tanto fidelidad.
Es penoso observar a políticos y algunos candidatos presidenciales tratando de manipular y engañar al electorado. La estructura legal sobre la que descansa el proceso electoral es un enfermo terminal que cada cuatro años se pasea por los foros mediáticos, mostrando su estado vegetativo por coma inducido que se mantiene gobierno tras gobierno. La oposición hace responsable al Ejecutivo de las debilidades del sistema electoral, pero tampoco hizo nada por mejorarlo cuando estuvo en el poder. A ver si entendemos que el TSE y el RNP son pilares de la seguridad nacional, y por lo tanto no pueden estar en manos de los partidos políticos porque debilita la democracia en lugar de fortalecerla.
La Alianza “antiJOH” es una entelequia. Honduras soporta una democracia imperfecta y precisamente la izquierda radical desea instalar una dictadura perfecta mediante la Asamblea Constituyente. En Libre hay un importante sector que prefiere a Xiomara Castro como candidata en lugar del “paracaidista”. Si pierde las elecciones presidenciales Libre colocará un muro de contención haciéndole responsable de la derrota. Como se trata de un líder sin partido y sin ideario político –la anticorrupción no lo es-, terminará “apátrida” posiblemente fundando un nuevo partido. Su ego le impide percibir que está siendo utilizado por quien le ofreció la candidatura.
Los indicadores muestran un aumento de la riqueza y a la par de la pobreza en Honduras, por tanto el fracaso del modelo de desarrollo. El descomunal e incontrolado gasto no se corresponde con los resultados perceptibles. Honduras necesita a un patriota, un estadista de corazón limpio. Esperamos un “David”.
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