El peligro de ser recto

El peligro de ser recto

Por Mario E. Fumero

Existen términos y conceptos con contenidos muy profundos, los cuales tristemente con la evolución de la sociedad se van desvirtuando o desapareciendo. Una de esas hermosas palabras que aparece muchas veces en la Biblia es el término “rectitud, recto” (Proverbio 21:29) de la cual se desprende el término “correcto”. El término recto aparece 79 veces en la Biblia y rectitud 27 veces. Cuando hablamos de rectitud hablamos de algo que es recto, y cuando algo es recto, automáticamente afirmamos que es correcto.

¿Qué entendemos nosotros por rectitud? Esta expresión tiene muchos sinónimos como por ejemplo; integridad, cabalidad, justo, honrado, cabal, inflexible, disciplinado, etc. Cuando hablamos de una persona recta hacemos referencia a un individuo que no tiene dobles, haciendo alusión a una persona que tiene claro hacia dónde va, que cree y sabe cómo lograr lo que desea, sin desviarse del camino correcto, por lo que tiene claras las normas del juego.

Tristemente, cuando decimos que somos cristianos, y no andamos en rectitud, perdemos dos cosas evidentes en la vida de un hijo de Dios y las cuales son sumamente importantes. La primera es la integridad, ya la gente no confía en nosotros porque no reflejados con hechos, lo que programamos con los dichos. Lo segundo es que perdemos el testimonio, y al perder el testimonio automáticamente perdemos la credibilidad, y al perder credibilidad, caemos en descrédito y perdemos autoridad moral y espiritual (1 Timoteo 3:7).

Todos tenemos el deber y el derecho de juzgar a las personas para no ser engañados. La Biblia enseña que debemos probar los espíritus, pues no todos son de Dios (1 Juan 4:1). Cuando vayamos a juzgar o evaluar la vida de un siervo de Dios, no debemos fijarnos tanto en su apariencia externa o física, sino que debemos juzgarlo por sus modales, comportamiento, actitudes y los valores en la proclama del reino de Dios, así como en sus frutos, que son sus hechos y obras. Jesús hizo referencia a ello cuando dijo que por sus frutos los conoceríamos (Mateo 7:20).

No nos hacemos religiosos por llevar una sotana, un cuello clerical, un traje lujoso o una corbata, ni por tener un título de teología, de pastor o de apóstol, ¡NO! el ser religioso es cumplir la piedad, y servir a todos los que vengan a nosotros como enseña (Santiago 1:27). “La religión pura y sin mácula delante de Dios y Padre es esta: Visitar los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo”, y como también escribe el apóstol San Pablo al decir que somos “Cartas escritas no con tinta, sino con el espíritu del Dios vivo” (2 Corintios 3:2-3), lo cual hace referencia a aquellos que encarnan en sus vidas la Palabra de Dios en su diario vivir, y los cuales pueden exclamar como el apóstol Pablo dijo: “ya no vivo yo, sino que ahora Cristo vive en mí” (Gálatas 2:20).

Sin embargo, el vivir una vida recta y conforme a la Palabra de Dios traerá graves consecuencias, y nos encontraremos rechazados, marginados y proscritos por el sistema, e incluso, por aquellas iglesias que se han apartado de la santidad y rectitud cristiana. ¿Por qué sufriremos rechazo al ser justos y rectos? Por la sencilla razón de que no podemos ser partícipes de las obras de las tinieblas (2 Corintios 4:6), y al tener que decir la verdad, sufriremos el rechazo de aquellos que viven a base de la mentira. Como el aceite y el vinagre no se pueden mezclar, tampoco un cristiano recto podrá adaptarse a un sistema corrupto, y el sistema corrupto, indudablemente, le hará la guerra a todos aquellos que proclamen lo recto y justo. Si no puede haber comunión entre la luz y las tinieblas, lo más lógico es que seamos rechazados por aquellos que ignoran lo moral para imponer lo inmoral. Es difícil convivir en un mundo en donde la sociedad rechaza lo recto y legaliza como moral lo que para nosotros es inmoral. Frente a esta realidad ¿qué podremos esperar? El mismo Jesús nos advirtió en su Palabra que por vivir rectamente seríamos aborrecidos y despreciados por el mundo. Así leemos en Mateo 5:11-12: “Bienaventurados sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.

Ser recto es peligro en medio de un mundo corrupto, y no es fácil mantenerse firme cuando todos están en contra de nuestros valores. Vienen tiempos difíciles en que los verdaderos cristianos, que no claudiquen de sus principios, sufrirán persecución, cárcel, muerte y rechazo, y además, veremos cómo muchos pastores que prediquen la santidad y la rectitud serán rechazados por las mismas iglesias corruptas, que se van a unir a la iglesia apostata, porque es triste decirlo: “en el mundo tendremos aflicción, pero confiemos en aquel que venció al mundo” (Juan 16:33).

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