14 de julio
14 de julio
Por Benjamín Santos
No sé ahora, pero antes el 14 de julio se celebraba como una fiesta escolar con extensión al júbilo popular. Primero se conmemoraba el inicio de la Revolución Francesa y después, como algo lamentable, el inicio de la guerra entre Honduras y El Salvador. Es bueno recordar esos dos acontecimientos por la trascendencia que tuvieron en nuestra vida nacional.
El 14 de julio de 1789, con la toma de la Bastilla, se inició un proceso que tuvo enorme trascendencia para la creación del mundo moderno. Los criollos, hijos de españoles nacidos en América, asumieron las ideas de la ilustración, las llevaron a los pocos centros educativos de su tiempo y transmitieron la confianza en los valores humanos, sobre todo la confianza en la razón, como una característica del humanismo ilustrado.
El hecho histórico que precipitó los movimientos de independencia fue la invasión de Napoleón a España, el secuestro voluntario del rey Fernando VII, la creación de la Constitución de Cádiz de 1808 que trajo un ambiente favorable al permitir la libertad de opinión y de asociación bajo cuyo amparo se desarrollaron las ideas a favor de la independencia. En Centroamérica el pensamiento ilustrado estuvo representado, sobre todo, por José del Valle (así se firmaba omitiendo el Cecilio) quien lo divulgó en sus escritos y en su periódico El Amigo de la Patria.
La toma de la Bastilla, es decir el asalto popular al lugar donde guardaban prisión los luchadores en contra de la monarquía absoluta, pasó a ser el hecho que marcó el inicio de la lucha contra todas las monarquías europeas que Napoleón asumió hasta su derrota final en los campos cercanos a Bruselas y su muerte en 1821. Los monarcas se reunieron en el Congreso de Viena de 1815 para reorganizar a Europa después de las guerras napoleónicas, pero el absolutismo sería sustituido por las monarquías constitucionales y parlamentarias que prevalecen hasta hoy. Vale la pena entonces conmemorar el 14 de julio por la influencia que tuvo la Revolución Francesa no solo en la independencia de América, sino también en la cultura con lo cual se inicia la edad contemporánea.
El otro acontecimiento asociado al 14 de julio es la guerra de las 100 horas entre Honduras y El Salvador de 1969. Quienes nacimos y crecimos en la zona fronteriza lo que más lamentamos es la ruptura de la convivencia fraterna entre hondureños y salvadoreños con la consecuente separación de las familias. Sin embargo, como en todas las cosas de la vida, hay aspectos positivos que conviene destacar. El primero es el fortalecimiento de la identidad nacional. Antes de la guerra en mi pueblo, Ocotepeque, circulaba el colón y el lempira no se conocía a nivel popular, eso no volvió a ocurrir.
Y así podemos ver aspectos que fueron positivos. Por supuesto que no olvido el fusilamiento de Marcos Ramos, mi compañero de escuela y de otros a quienes se les dio muerte sin más motivo que encontrarse en el escenario de la guerra, donde vivían.
A otro nivel, vale la pena destacar la definición de la frontera, causa de fondo en los hechos de 1969. La guerra rompió la continuidad del Mercado Común Centroamericano y hubo que esperar hasta 1993 para que se firmara el protocolo de Tegucigalpa que creó el Sistema de Integración (SICA). Pero quizá el logro más importante fue que para normalizar las relaciones entre ambos países se negoció y firmó el tratado de paz en 1980 donde se comprometían a que si no lograban definir la frontera por medios diplomáticos se comprometían a acudir de mutuo acuerdo a la Corte Internacional de Justicia, cuya sentencia terminó con un problema que se venía arrastrando desde fines del siglo 19.
En el exterior la guerra del 69 fue una escaramuza entre tribus por un partido de fútbol. Así me pasó cuando presenté mi tema de tesis en el exterior. Le dije al doctor Dietrich Bracher, historiador eminente y profesor universitario, que quería hacer mi tesis sobre la guerra del 69 y volviéndose hacia mis compañeros dijo: el señor Santos quiere escribir sobre la guerra del fútbol. Desistí e inscribí otro tema. Sin embargo, para nosotros, el 14 de julio es una fecha inolvidable por las dos razones mencionadas.
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