¿Cuáles son los valores de nuestra naturaleza?

¿Cuáles son los valores de nuestra naturaleza?

Por PG. Nieto
Asesor y Profesor C.I.S.I.

Escuché a José Múgica, hablando improvisadamente ante un auditorio de jóvenes, decir que el ser humano puede comprarlo casi todo menos más tiempo de vida; que nos acercamos a la felicidad cuando podemos dedicar parte de ese tiempo a las cosas verdaderamente importantes, la familia y los amigos. En los cursos de inteligencia, cuando hablo sobre las técnicas de comunicación, pongo como ejemplo la magistral utilización que hace el expresidente Manuel Zelaya de su sombrero olanchano cada vez que se presenta en algunas concentraciones políticas. Es una técnica de comunicación, un vínculo visual. Múgica, en esa platica ante cientos de universitarios, con un lenguaje sencillo y directo cargado de autenticidad, se ganó al auditorio a través del vínculo emocional. Les tocó el corazón y los estudiantes se lo agradecieron con un largo aplauso puestos en pie.
Hay tres reglas básicas para ganarse la confianza del elector. Pensar lo que se dice. Sentir lo que se dice. Hacer lo que se dice. Algunos políticos deberían tomar clases particulares sobre la forma de “ser auténtico”, de llegar al pueblo a través del corazón. Lo que importa no es el neolenguaje del candidato prometiendo el paraíso para cambiar la vida del pueblo. Lo que importa es cómo piensa crear las condiciones para que los pobres puedan desarrollar sus capacidades y generar su propia riqueza. Lo que vemos campaña tras campaña es la misma vieja y apolillada película que termina por cansar y ofender el intelecto. Mucha incontinencia verbal e insultos, pero pocas propuestas con fundamento; poca autenticidad.

Cada día nos levantamos con nuevos episodios de muerte y desolación. Desayunamos con el dolor de una madre que llora ante el cadáver de su hija de diez años que mando a la pulpería a por provisiones y regresó a casa asesinada, encostalada, violada y torturada. Almorzamos con el relajo de la UNAH donde supuestos universitarios encapuchados, con las simpatías y el apoyo, abierto o encubierto, de organizaciones de derechos humanos y Libre, destrozan infraestructuras y arrojan piedras a todo lo que se les cruza por la calle reclamando sus derechos. Pero nadie quiere saber nada de los derechos que están violentando de los miles y miles de estudiantes que desean volver a las aulas. Estamos en campaña y avisé que viene confrontativa por exigencias del guion diseñado por Libre. Cenamos con las declaraciones del paladín junto a su jefe de campaña, expresando que la política del Ejecutivo sobre las cárceles de máxima seguridad es un fraude y un fracaso. Que cuando lleguen al poder construirán verdaderas cárceles de máxima seguridad “en otro sitio”. Verborrea infumable. ¿Por qué no lo hizo cuando fue presidente? Es inconcebible que no entiendan que estas afirmaciones irresponsables debilitan gravemente la seguridad nacional. ¿Sabe el paladín lo que significa ese concepto? El otro ya sabemos que no lo sabe.

Recuerdo el cuento del escorpión y la rana junto a la orilla del rio. El escorpión no sabía nadar y le pidió a la rana que le subiera a la espalda para llevarle a la otra orilla. La rana desconfiada le dijo que no porque podía clavarle el aguijón y matarla. -No seas tonta, si lo hiciera ambos moriríamos- le contestó el escorpión. Cuando iban a mitad del río el escorpión le clavó el aguijón y ambos comenzaron a hundirse. -¿Por qué has hecho eso?- Se lamentó la rana. El escorpión ahogándose le respondió: -No puedo ir en contra de mi naturaleza-.

¿Cuáles son los valores de la naturaleza catracha? ¿Cómo es posible que tengamos tanto psicópata y sociópata suelto dentro de nuestra sociedad? ¿Caminamos irremediablemente hacia otro Rapa Nui? ¿Cómo es que los padres se inhiben de educar a los hijos en el temor de Dios, el respeto a la vida, la propiedad privada y los valores patrios? Hay un partido político, que se presenta a las elecciones, cuyo lema es: Dios-Patria-Familia. Resulta reconfortante que haya candidatos presidenciales que se posicionen en base a este tipo de premisas, porque ese debería ser el faro guía de nuestro modelo de desarrollo con disciplina. La disciplina debe valorarse siempre más que la inteligencia. Observen el modelo de Shanghái, Japón o Corea del Sur.

Necesitamos un “pacto de Estado” en materia de seguridad para elaborar una estrategia integral consensuada, única manera de revertir el problema de la inseguridad que está literalmente destruyendo los cimientos de nuestra convivencia. ¿Quiénes son los responsables de que tras 35 años de democracia sigamos metidos en este agujero? Saben la respuesta, recuérdenla cuando vayan a votar. La pobreza es en definitiva una herramienta de poder político. Cuanta menos formación intelectual y más necesidades materiales tengan las personas con mayor facilidad se las manipula. Sobre este punto hay algunos políticos y señalados defensores de los derechos humanos que sientan cátedra.

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