Triquiñuela política

Triquiñuela política

Por Armando Cerrato

Los políticos hondureños inventan todo tipo de triquiñuelas en su afán por llegar al poder, no en búsqueda del bien común, sino en beneficio personal, familiar, y del grupo que los convirtió en líderes, en ese orden.

La última triquiñuela es producto de una cachurecada tendiente a obtener mayoría absoluta o total en el Congreso Nacional, donde se forjan todas las leyes que conforman el estamento jurídico por el que se gobierna la nación.

Se trata nada más y nada menos que la recomendación del Consejo Consultivo del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para que ese ente apruebe y aplique en las próximas elecciones generales, el 26 de noviembre de este año, el denominado voto en cascada que en procesos anteriores le hizo mucho daño a la vida política nacional y que había sido desterrado de los procesos electorales partidarios y generales.

La artimaña pretende que los electores hagan una raya continua a lo largo o ancho de las casillas de los diputados de su respectiva jurisdicción, alegando que eso ahorrará mucho tiempo no solo para que la cantidad de sufragantes por urna pueda hacerlo en el tiempo indicado, sino que facilitará también el conteo de sufragios, pues en esta oportunidad son 10 los partidos políticos en visa y está por definirse jurídicamente la posibilidad de una candidatura independiente.

De tal forma, cada uno de los partidos presenta 128 candidatos a diputados propietarios e igual número de suplentes, haciéndose un gran total de 5,920 aspirantes a una curul, lo que abre muchas posibilidades de cruce de votos si obligatoriamente la marca fuese individual con lo que un partido X puede alcanzar la Presidencia de la República pero no mayoría en el Congreso, lo que definitivamente hace más difícil la gobernanza y gobernabilidad.

A todo esto hay que sumar las candidaturas a las alcaldías municipales, por lo que este proceso se presenta un poco más complejo que los anteriores en cuanto al conteo de votos y transmisión de resultados desde los lugares más recónditos del país, porque el TSE no ha podido modernizarse y estar a la altura del avance tecnológico en materia de comunicaciones que vive actualmente la humanidad.

Es más, varios de los partidos en contienda le tienen desconfianza al Tribunal Supremo Electoral y algunas de sus concesiones a empresas que aseguran tener la tecnología necesaria como para hacer un conteo y una transmisión de resultados veloces, efectivos y creíbles.

El Partido Liberal de Honduras, hasta hoy tercera fuerza política, se opone a que la empresa “Mapa Soluciones”, contratada por el TSE para la transmisión de resultados, sea la que lo haga en el proceso de noviembre próximo, bajo el alegato de: “es una empresa cuyos socios están ligados a la alta jerarquía del Partido Nacional por lo que su actuación es muy poco creíble y los liberales sostienen que no reconocerán triunfo alguno que sea dado a través de las transmisiones de Mapa Soluciones”.

Luis Zelaya, candidato liberal, también ha criticado al TSE por haber contratado el uso de escáneres para registrar las actas electorales en las elecciones primarias de varios partidos recién efectuadas, y que no fueron utilizados porque ninguno de los contendores aceptó ese procedimiento desconfiando del personal que manejaría el equipo.

En el tapete de las denuncias políticas, otro truco posiblemente de origen cachureco, también se encuentran una serie de transacciones con fuerzas políticas opositoras que originalmente han depuesto sus ambiciones personales y grupales para alcanzar el poder posiblemente a cambio de impunidad jurídica a crímenes políticos y saqueo económico que cometieron y realizaron cuando fueron gobierno en un pasado reciente.

En esta última triquiñuela, artimaña, truco o cachurecada se ve la intervención de una mente maquiavélica que aplicó primero la división en varios entes políticos de oposición, logrando el desplazamiento de líderes visibles y populacheros que tuvieron que migrar a entidades que antes repudiaban por no ser simpatizantes ideológicos, doctrinarios y filosóficos, ni amantes de la riqueza natural de las naciones.

Así con triquiñuelas el partido de gobierno mata dos pájaros de un tiro: neutraliza la oposición y logra que la misma avale la inconstitucionalidad de un proceso reeleccionista que puede llegar a perpetuar de por vida en el poder a Juan Orlando Hernández Alvarado.

El mandatario, abogado de profesión y máster en Ciencias Políticas, cuenta con el asesoramiento nacional e internacional de personajes que de una u otra forma han tenido éxito en la colocación en el poder de varios presidentes en el continente americano.

Además, Juan Orlando ha demostrado que sabe hacer lo que tiene que hacer para conseguir lo que quiere, sin importar que caiga quien caiga, por lo que hasta sus mismos correligionarios que antes le adversaban hoy le rinden pleitesía absoluta y por ello le llaman el “papá de los pollitos”.

Juan Orlando que había prometido no hacer campaña directa a su favor, en realidad se mantiene en la misma diariamente en todos los medios electrónicos e impresos del país, gastando una fortuna publicitando su trabajo al frente del gobierno, como si el mismo fuese un favor para el pueblo producto de su bondad y buena fe y no su obligación al haber sido llevado a la primera magistratura de la nación para que administre los bienes del Estado.

Juan Orlando ha jugado enchute con la oposición y como él dice ha perdido sus temores de niño: a la sucia, el sisimite, el cadejo, el padre sin cabeza y cualquier azoro que se le quiera inducir.

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