Oración y conducta del mal político
Oración y conducta del mal político
Por Boris Zelaya Rubí
Señor: permíteme enseñarles a mis hijos a vivir del Estado, jamás pagar impuestos y nunca casarse por amor, tiene que ser por dinero y apellidos.
Dadme la fuerza para triunfar y poderlos enviar a que estudien en el extranjero, en las mejores universidades con becas pagadas por el gobierno. Amén.
Dedicado a los que pretenden conducir la nación y llegar a zambullirse como si fuera una alberca ¡en las arcas del Estado! O lanzar la atarraya para sacar los fajos de billetes, trasladándolos en carretillas hasta los escondites en las llamadas “caletas”.
Son ochenta y ocho días que faltan para los comicios generales. La misión del mal político es desprestigiar a sus contrincantes. Buscarles cualquier acto ilícito que haya cometido algún pariente desde tiempos de la conquista. Inventarles amoríos o desviaciones sexuales, adicciones a drogas o al alcohol o aseverar a pie juntillas, que lo vieron en reuniones con los grandes capos traficantes de estupefacientes y por último decir que padecen de enfermedades terminales. Deben explotar entre sus seguidores más cercanos la ambición desmedida y entre los mismos sembrar la cizaña y mantenerlos con recelos, los unos contra los otros para que no se unan y conspiren contra él.
Rodéate de aduladores, créete indispensable, no tengas paciencia con nadie, se intolerante, jamás te detengas a meditar o revisar tus acciones. ¡Eres único e inmortal! Recuerda que priva en toda la población, el concepto de que la política tiene un alto grado de desprestigio y que está íntimamente ligada a la mentira, al doblez, a la pura ambición personal y por supuesto a la corrupción.
Es por eso que la población acostumbra a decir: “Así es la política” como resignados y cuando mencionan a grupos o partidos corruptos le piden a Dios que no importa que sean ladrones pero ¡que roben poquito!
A cualquier grupo que muestre un descontento, envíales a alguno de tus colaboradores acostumbrados a hablar “alegremente” con los campesinos, y que maneje la jerga revolucionaria, para manifestarles que después de las elecciones, instalarás una Constituyente y tu gobierno eliminará la pobreza para siempre. A los empresarios promételes que como siempre, participarán en los proyectos de gobierno, que no les cargarás más impuestos y cualquiera de ellos podrá pedir para sus hijos o sus amantes, cargos en el exterior.
No deberás pensar en gobernar con amigos, estos te conocen muy bien y en cualquier momento se pueden volver enemigos, publicando por medio de periodistas corruptos tus debilidades, que podrían ser aprovechadas para interrumpir lo planeado. ¡Mantenlos a distancia! Nunca asistas a debates públicos que no sean arreglados, de lo contrario correrás el peligro de que te ridiculicen y eso puede mostrar tus defectos y hacer más difícil el camino a ser millonario.
Por último, para congraciarte con los países que cooperan para erradicar la pobreza, mantén un grupo de expertos en hacer huelgas, pero con el cuidado que no se te vayan a ir de las manos, siempre utiliza periodistas tarifados y detén las manifestaciones a tiempo para que la población aplauda tu gran acción.
Fabrica un monigote manejable que haga y diga lo que ordenes, si tu carrera triunfal hacia el poder es truncada tendrás a quién culpar.
Con las pequeñas lecciones para ser un pésimo pero ambicioso político, tendrás una vida de comodidad y tus hijos serán parte de la alta sociedad que solamente mide a sus integrantes por la riqueza que poseen sin importar su procedencia, siempre tendrás éxito y nunca olvides que el cielo es aquí en la tierra y que el infierno no existe. Serás un político feliz. Podrás abusar de alguna empleada pública casada o no que por necesidad, será tuya y gozarás hasta que se te desgasten los huesos de tanto ejercicio. Nunca te atrevas a mencionar que se gobierna para darle felicidad a un pueblo, nadie lo creerá y te tildarán de ¡socialista del siglo XXI!
Cualquier similitud con algunos políticos ¡es pura coincidencia! ¡Que conste!
De rodillas solo para orar a Dios.
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