El GLOBO CONSTITUYENTE
El GLOBO CONSTITUYENTE
LOS cálculos brindados por fuentes independientes son que la abstención de la Asamblea Nacional Constituyente convocada por la autocracia fue superior al 87%. La Mesa de la Unidad Democrática informó que solo un 12.4% de los electores, o sea apenas unos 2,48 millones de venezolanos de los 19.8 millones registrados en el padrón electoral emitieron el voto. Sin embargo las cifras del oficialismo son otras. Nicolás proclamó eufórico que votaron más de 8 millones de ciudadanos. La incondicional presidenta del Tribunal Electoral oficializó los números, dizque una participación del 41,53% del censo electoral. Por supuesto, el número no podía ser menos de los 7.6 millones que fueron a votar en contra de la Constituyente unas semanas antes, acudiendo a la consulta convocada por las fuerzas opositoras. Así que alrededor de los 8 millones de votos a favor de la Constituyente “madurista”, es un buen número para manejar. Ah, y ese globo –ahora que el régimen ha caído a sus niveles más bajos de desprestigio– supera los 7 millones que obtuvo Nicolás cuando fue ungido presidente.
¿Qué verificación objetiva e independiente hubo para dar fe de las cifras oficiales? ¿Quiénes escrutaron los votos depositados en las urnas, y quiénes integraban las mesas electorales, si solo acudieron a votar y a contar los miembros del oficialismo? ¿Qué observadores imparciales pudieron dar fe de la elección? ¿Por qué los uniformados que salieron a las calles no permitían el acceso de los medios de comunicación a que fueran a presenciar lo que sucedía en los centros electorales? ¿Por qué –como fue evidenciado en varios videos que circularon– impedían el paso de los periodistas a verificar lo que acontecía en esos centros de votación? Mientras el inefable Ministro de Defensa informaba que todo transcurría con la mayor tranquilidad, de distintos lugares del país se reportaban muertos y actos de violencia. Un total de 14 asesinados con tiros en la cabeza fueron contabilizados por la oposición. No se sabe si por francotiradores de la guardia represiva o de los colectivos paramilitares aliados al régimen. Varios gobiernos latinoamericanos, entre ellos el de México, Panamá, Chile, Perú, Colombia, Brasil, Paraguay, Argentina, han condenado la violencia, cuestionado la legitimidad del proceso o han dicho tajantemente que no van a reconocer la Constituyente. España se pronunció en contra de una Constituyente que no sea resultado de un amplio consenso nacional, elegida conforme a reglas democráticas de sufragio universal, libre, igual directo y secreto”.
Advirtió que discutirá “junto con sus socios de la Unión Europea y países amigos de la región las medidas adicionales que puedan ser efectivas para promover una restauración de la institucionalidad democrática y constitucional en la República Bolivariana de Venezuela”. Perú ha convocado en Lima a una reunión de cancilleres para el 8 de agosto, para evaluar la situación venezolana. La portavoz del Departamento de Estado norteamericano, después de consumado el acto, advirtió: “Continuaremos tomando acciones firmes y rápidas contra los arquitectos del autoritarismo en Venezuela, incluidos los que participen en la Asamblea Nacional Constituyente como resultado de la defectuosa elección de hoy”. Y no amagaron. Impuso sanciones financieras congelando los activos de Nicolás Maduro que se encuentren en jurisdicción estadounidense y prohíbe a los ciudadanos norteamericanos realizar negocios con el mandamás venezolano. Nicolás ha respondido que “ha querido el emperador Donald Trump prohibirle al pueblo venezolano a ejercer su derecho al voto”.
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