Incontinencia verbal

Incontinencia verbal

Nery Alexis Gaitán
Se espera que un candidato presidencial sea prudente, moderado, confiable, conciliador y, por sobre todas las cosas, que sea honesto. Que dé evidencias que posee un interés genuino en ayudar a los pobres, que son la mayoría en este país. Y que coloque los intereses de la nación en primer lugar y los intereses partidarios de segundo; porque, de llegar al poder, será el presidente de todos los hondureños y no solo del partido político que lo llevó al poder.

Pero, como vivimos en el país de lo imposible, aquí los candidatos presidenciales son dignos de figurar en el programa: “Aunque usted no lo crea de Ripley”. Analizaremos uno que nació de una alianza contra los intereses democráticos de Honduras. El partido Libre, que es antisistema y quiere abolir la democracia hondureña, desde su formación se ha especializado en generar caos y violencia; esa es su carta de presentación. La aparición de esta agrupación política marca un acentuado descenso en el campo político nacional. Plagado de corrupción cuando fue gobierno, solo amarguras le ha recetado al pueblo.

Como este partido no goza del calor popular, para evitar supuestamente su ocaso político, intentando revivirlo ha buscado una figura de carnaval que le dé una notoriedad perdida. Para ello ha buscado a Salvador Nasralla, narrador de partidos de fútbol y conductor de un programa de entretenimiento mediocre, para que salga a la palestra pública a sorprender incautos con sus atrevidas declaraciones sobre el tema que sea, lo importante es que cause revuelo.

Nasralla, quien en la contienda electoral anterior obtuvo cierto respaldo del electorado, sobre todo de los jóvenes, creó el PAC, con su planteamiento contra la corrupción. Pero, falto de experiencia política, pronto empezó a denigrar a sus propios correligionarios y diputados; su accionar fue tan desacertado que fue expulsado del partido que había creado. Y con la mácula que le achacan que supuestamente sustrajo 16 millones de lempiras de ese instituto político, que de momento no aparecen por ningún lado.

Nasralla, torpe, ofensivo, con una incontinencia verbal intrascendente, y con un ego gigantesco, no entiende que solo es una mampara; que está siendo usado por Manuel Zelaya para instaurar una Asamblea Nacional Constituyente y darle al traste a la democracia y a la estabilidad económica y social que tiene el país. Aunque, de momento afrontemos problemas sociales propios de una nación pobre.

El descaro de los de Libre es tan evidente, que Gilbert Ríos, alias “El Grillo”, que es un recalcitrante izquierdista, declaró que de llegar Salvador Nasralla al poder solo sería un gobierno de transición a lo máximo de cuatro meses para instaurar la susodicha Constituyente. Así que el ingenuo de Nasralla sería algo menos que un títere en los planes continuistas de Manuel Zelaya.

No es de extrañar, que una agrupación política de tendencia izquierdista-populista como Libre, escoja a una persona completamente manipulable, sin ninguna capacidad crítica para entender la política vernácula, para ponerlo al frente de un proyecto que a todas luces solo representa los intereses de un grupo de apátridas a quienes nunca les ha importado mejorar la calidad de vida de los pobres.

En realidad, no importaría que este candidato presidencial fuera bocón, irresponsable en sus declaraciones, pero que su proceder no fuera cuestionable en términos morales y de honradez. Y que hubiera dado evidencias que en algún momento de su vida, le han importado, aunque sea un poco, los demás y no solo él. Al menos para taparle el ojo al macho, debería de incursionar en algún proyecto de asistencia social y acercarse a los pobres, a quienes ha detestado durante toda su vida, tal como nos lo ha demostrado desde siempre.

En resumen, un candidato presidencial debería ser honesto, no representar corruptos e interesarse por los pobres de Honduras. Algo que Nasralla está muy lejos de hacer.

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