Popenoe, El Zamorano y las huelgas

Por José Segovia Ynestroza

Wilson Popenoe dejó su mejor legado al plantear y poner en práctica cómo se definiría y aplicaría la educación en la Escuela Agrícola Panamericana del Zamorano, “aprender haciendo”, definición aplicable a toda disciplina que requiere el uso de la inteligencia y de las manos (o de cualquier otro miembro usable del cuerpo humano), para conseguir un propósito.

Wilson Popenoe, (1892-1975), nació en Topeka, Kansas, USA y murió, porque así lo dispuso, en la Antigua Guatemala, en donde dejó sus últimos estudios orientados al mejoramiento genético y prácticas de cultivo del aguacate, cultivo que vivió con pasión; con él aprendimos las mejores técnicas de enjertación, medio de propagación que garantiza la continuidad genética pero sobre todo, dejó el mejor legado que identifica a un Zamorano en todo el mundo: amor al trabajo, responsabilidad y disciplina, ya sea como un extensionista dedicado a educar al campesino en la transferencia de las mejores prácticas agrícolas o como investigador, empresario, científico, banquero, diputado, alcalde o ministro.

El doctor Popenoe, fue un fiel intérprete y ejecutor de los mejores propósitos educativos de don Samuel Zemurray, fundador y propietario del mayor emporio bananero que se desarrolló en Honduras y de muchas otras empresas exitosas y fue al doctor Popenoe, a quien también le encomendó la creación del jardín botánico de Lancetilla en Tela, Atlántida, uno de los más completos jardines en diversas especies arbóreas y frutícolas del mundo.

Su figura, hombre alto delgado, de apariencia casi cómica, Popenoe era un hombre amable, de chistes malos pero de carácter firme, muy firme y determinado en conseguir con dedicación y mucha disciplina y esfuerzo, los objetivos que se proponía, condescendiente cuando había que serlo pero muy claro en sus planteamientos.

Desde luego, sin estas características no se puede pretender el formar hombres de bien, responsables y dispuestos al servicio, cuando lo que se recibe son muchachos que aunque pasen exámenes de admisión, son prospectos llenos de testosterona y a veces no con las mejores bases familiares, jóvenes que están dispuestos al relajo y pretenden que ante propuestas disciplinarias ellos también tienen el “derecho”, no solo de ser escuchados, proponiendo absurdos, sino hasta de exigir que si no se les atienden sus peticiones por estúpidas que estas sean, irse a la huelga y cometer actos de insubordinación, eventualmente delincuenciales; estos escenarios también se dieron en El Zamorano, pero con el doctor Popenoe, el rumbo se retomaba muy rápido, demostrando que era él, el que llevaba el timón del barco; recuerdos imperecederos y graciosos que nos vienen a la mente hoy que padecemos en nuestra Universidad una situación vergonzosa e improcedente: nuestra, porque se sostiene con nuestros impuestos y nuestra porque becamos a los que quieren estudiar… “Vamos a la Huelga” gritamos… no nos gusta la comida, que se cambien los horarios de trabajo y “exigimos” que al compañero Jaime Payares, no se le cancele la beca, que no sea expulsado y que se le reincorpore; Payares, joven ecuatoriano de buen trato y muy trabajador pero que perdió la clase de matemáticas y un nivel bajo en inglés, por lo que consecuentemente perdía la beca, y para demostrar nuestro poder y determinación quemamos 3 cocos y además con maleta en mano y sentados en la yarda frente al edificio de la dirección, pedimos que el doctor Popenoe, que recién regresaba de viaje, escuchara nuestras demandas: con paciencia y sin inmutarse el doctor, escuchó a nuestro “líder” y a otros que ya envalentonados, pero no encapuchados, nos atrevimos a gritar consignas estúpidas, luego preguntó lo siguiente: “quién dirige y administra esta escuela”…, nadie contestó…, bien prosiguió, como parece que nos entendemos, atrás de este edificio están 3 buses para transportar a todo el que no esté de acuerdo en cómo se dirige esta escuela y les advierto que tengo esperando más de 3 mil solicitudes de ingreso, dio la vuelta y entró a su oficina; de más está decir que nadie subió al bus y que todos regresamos con la cola entre las patas, avergonzados? Sí, pero no encapuchados.

Es un error político de los actuales poderes del Estado el llamarse al silencio o a la tibia acción ante los hechos inaceptables con que se pretende justificar la actitud intransigente de algunos “dizque estudiantes” cobijados en una autonomía, misma que se auto supone independiente del Estado que la mantiene; cobardes delincuentes encapuchados que como lo ha denunciado repetidamente la rectora y algunos medios, no son más que marionetas, tontos útiles usados por politiqueros sin escrúpulos, los mismos que prestándose a ideologías que la gran mayoría repudiamos, se consideran víctimas del 2009, herederos de los mismos que tanto daño le hicieron y siguen haciéndole al país y que buscan ser reconocidos como víctimas, usando jóvenes universitarios o mercenarios, a sabiendas de que es un hecho de general repudio de la ciudadanía.

AUTONOMÍA: Consejo Estudiantil Universitario proponente “SÍ”; indisciplinado o rectoral “NO”.

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