Los corruptos se pavonean impunemente

Los corruptos se pavonean impunemente

Por Boris Zelaya Rubí

“Los políticos corruptos son un cáncer para la sociedad latinoamericana, está llena de ellos, todos irían a parar a cárceles de máxima seguridad en Estados Unidos donde sus sobornos no valen un centavo. Comenzaré en Centroamérica…”. Donald Trump.

Cuando existía la Dirección General de Tributación, los auditores aplicaban una sencilla fórmula para detectar a los evasores del fisco. Si sus bienes no eran congruentes con los ingresos declarados en toda su vida productiva, las preguntas obligadas eran: ¿Se ganó algún premio de lotería? ¿Le dejaron alguna herencia? ¿Fueron ahorros de toda su vida demostrables, o préstamos bancarios con la documentación que los ampara? De lo contrario se procedía a detectar la diferencia y se le cobraba impuesto por evasión fiscal, con las multas y recargos correspondientes. En aquellos tiempos la investigación llegaba hasta el pago de los tributos, sin importar la procedencia del dinero, lo que ahora equivaldría a una denuncia por corrupción ante el Consejo Nacional Anticorrupción, el Tribunal Superior de Cuentas, la Fiscalía y por último ante los Tribunales de la República. Si es que las gavetas no están hasta la “pata” de casos padeciendo el sueño eterno. Como las de los jueces del Poder Judicial, perdón ahora se le llama mora judicial.

Uno de los hombres más trabajadores que hemos conocido (hasta se ganó un premio por ser un gran vendedor de una famosa revista): “Existen muchos que después de haber transitado por la administración pública en algún cargo, quedan por años sin trabajar “¡cómo les dura el último sueldo!”, nosotros agregamos: se vuelven grandes inversionistas, compran edificios de apartamentos, hoteles y un sinnúmero de propiedades, que aunque estemos como dicen “machacando” sobre lo mismo, ya es tiempo que se inicien las investigaciones ¡antes de que se mueran! Creemos que la “súper bien pagada” alta funcionaria abogada Miriam Guzmán, no tarda en darle una sorpresa a la ciudadanía hondureña, mostrando indiscriminadamente a defraudadores fiscales de todos los niveles, sin importar a qué partido político pertenecen. Pasaría a la historia como una gran funcionaria.

A través de los años hemos visto en las publicaciones de acontecimientos sociales por todos los medios, cómo se pavonean los saqueadores del erario, con sus esposas ataviadas con trapos y joyas de moda, inalcanzables por sus precios para cualquier simple mortal. Son aceptados en todos los salones y reuniones de la mal llamada “alta sociedad”, en un ambiente elitista. Una redada en esos momentos daría buenos frutos para el prestigio del país. Bueno, soñar no cuesta nada.

El actual mandatario de los Estados Unidos de Norteamérica, el señor Donald Trump, ha dicho: “La gente emigra ilegalmente a su país porque sus países de origen (latinos) son un asco y es por culpa de los corruptos que se roban el dinero. Si los países se manejaran bien, la gente se quedaría ahí”. Creímos que la gente correría a denunciar a los políticos que se han apropiado ilegalmente de los fondos del Estado, pero tienen miedo a que no exista la confidencialidad y aparezcan encostalados por sicarios que están ligados a los grupos que en nada se diferencian a los famosos “torones” de la droga.

El actual gobierno ha dado pasos gigantescos contra los señores o capos de la droga enviándolos a la tierra de Tío Sam, ¡caiga quien caiga! ¿Qué fuerza tendría una nación compuesta de hombres débiles y corrompidos, de hombres duros, insensibles y ajenos de todo interés y de amor público? Algunos saqueadores de nuestro patio, hasta los premian con cargos de elección popular, convirtiéndose en “supuestamente” parte del deseo del pueblo para que los gobiernen. ¿Y la MACCIH? ¡Está bien gracias!

Solo falta que en el próximo gobierno algunos partidos políticos se repartan los poderes del estado tal y como lo hacen las maras ¡como sus propios territorios de acción! Nadie debe decir que la política es sucia, sin tratar de entrar en ella para adecentarla. Por mientras, seguiremos en manos de los que generan beneficios a pequeños grupos, que gritan a todo pulmón ¡soy un hombre de éxito! ¡Nací rico!… se les olvida que en Honduras ¡todos nos conocemos!

De rodillas solo para orar a Dios.

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