Bravucones cantinflescos
Bravucones cantinflescos
Por Boris Zelaya Rubí
“Un aprendiz de político de izquierda debe ser: tan rudo y terrible como un cólico en ayunas, o un dolor de muelas en la madrugada. Nunca desperdiciar una oportunidad para ser peor, y destrozar a sus rivales con más escándalos que un carnicero cuando acuchilla a un marrano”.
Entre discursos cantinflescos (hablar sin decir nada), los interlocutores violentos, modosos y coquetones, por la desesperación para lograr votos a través de insultos, tergiversan los hechos hasta inventarlos, desbaratando la honra de sus oponentes, sin medir las consecuencias más allá de sus narices, es el estilo de moda por aquellos que no conocen las aldeas, caseríos y barrios de Honduras. Como ahí son perfectos desconocidos, recurren al circo barato, como malos payasos para llamar la atención a través de los medios, estos esbirros saltan todas las barreras morales, falsean las acciones gubernamentales tildándolas de erróneas, con el único propósito de captar incautos con intenciones electorales.
Entendemos la tolerancia y la admiramos como una cualidad del que entra al ruedo político, pero las acusaciones de ladrón y asesino, son palabras dañinas a las personas y sus familias, un juego sucio propio de los que se han criado en los estancos de “El Chiverito”. Que conste, han existido algunas que más parecen pandillas o maras organizadas, que se han pegado por generaciones como sanguijuelas, para succionar o chupar la ubre del Estado. Los admiradores del mandatario “agonizante” de Venezuela, suponemos que nadie los pone en cintura legalmente, para que no logren sus propósitos de convertirse en mártires, pero después… ¿aguantarán las querellas? ¿Llenarán los medios con disculpas y lágrimas, atribuyendo sus palabras a la torcida emoción del momento?
¡Ya basta! No vamos a seguir permitiendo, que los candidatos de la izquierda sigan aupando a cualquier grupúsculo en huelga, que se sienta inconforme por cualquier cosa que no le parezca de sus superiores, violentando el derecho de los demás en vez de recurrir al diálogo ¿será que alguna mente retorcida cree que celebrando esas violaciones y enfrentamientos con los ciudadanos pacíficos, atraerán votos para sus causas desde ahora perdidas y sin ningún futuro? ¿Seguiremos permitiendo los atropellos físicos y verbales contra los ciudadanos que desean vivir en paz? ¿Quiénes son los autores intelectuales que manipulan a los jóvenes perturbados? Creemos que es hora de que las autoridades tomen acción, ¿o estamos viviendo en una jungla donde prevalece la ley del más fuerte? Todos sabemos cómo se inician los problemas pero nadie sabe cómo terminan.
Que conste, no deseamos daños físicos a ningún joven por revolucionario que parezca, como tampoco a los héroes que integran las filas de los guardianes del orden, ni que se aumente el gasto del presupuesto integrando más comisiones, los estudiantes que desean avanzar y terminar sus carreras en la universidad, se resisten a que sigan entorpeciendo su futuro que con tanto esfuerzo les han costeado a sus padres y los contribuyentes de este país. Los párvulos aprendices de “ñangaritas”, pagados y manipulados por los políticos inescrupulosos, solo tienen un oscuro porvenir: convertirse en delincuentes expertos en vandalismo al servicio de los enemigos de la democracia.
A los que alteran la paz y rehúyen al dialogo, deben darles un castigo ejemplar, ya que propugnan por una vida mejor para la ciudadanía, pues manos a la obra ¡que presten servicios comunitarios con trajes anaranjados y cumplirán con sus deseos de ayudarle al pueblo, que limpien cunetas, barran las calles y siembren árboles para mejorar el medio ambiente que han contaminado con la quema de llantas. ¡Ya basta de bravucones cantinflescos! Lástima que sus ancianos dirigentes se salvaron de las “zambullidas obligatorias” sin permiso para salir a respirar.
De rodillas solo para orar a Dios.
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