Una conversación
Una conversación
Dos extorsionadores conversan -has oído que nuestro negocio ya no se llamará extorsión, sino terrorismo.
-Y qué es eso, vos?
-Entiendo que terrorismo es todo lo que causa terror, es decir miedo colectivo.
-Pero el miedo que nosotros causamos es individual y en todo caso familiar.
-Pues tienen que establecer la diferencia para calificar un hecho como una cosa u otra.
– Y a nosotros qué nos conviene más?
– Pues parece que el terrorismo tiene una pena más alta.
– Ah, pues nos conviene mantenernos en la extorsión.
– Cómo diferenciar un caso de otro antes de cometerlos.
-Pues dicen que bajar a los pasajeros de un bus y ponerle fuego es terrorismo, pero pedirle dinero al dueño o a los pasajeros sería extorsión. Ajá, y si los dueños del negocio de la extorsión para lo cual trabajamos nos ordena hacer una cosa y no otra?
-No digas eso, que nadie tiene que saber para quién trabajamos.
-Pero cómo te gustaría que te llamaran: extorsionador o terrorista?
-Me suena mejor terrorista, porque según he oído los grandes terroristas han pasado a la historia, claro que como terroristas.
-Y a nosotros, que somos menores de 18 años, todavía niños, nos calificarían como terroristas?
-Y no crees que lo que pretenden es meternos miedo para que abandonemos el negocio, es decir que la medida tiene carácter disuasivo como dicen los abogados?
-Si eso fuera así lo que no saben es que la mayoría de nuestros compañeros no miden las consecuencias de sus hechos y ningún riesgo los disuade de hacer lo que quieren o lo que les ordenan los dueños del negocio.
-Pero nosotros, que algo hemos estudiado, no podemos actuar en la misma forma.
-Tengo una idea: para no equivocarnos llevemos con nosotros un código penal con las reformas que se van a introducir y antes de cometer los hechos veamos la pena que nos caería. Así nos mantendremos como extorsionadores y evitaremos caer en el terrorismo.
-Lo mejor sería que hagamos llegar nuestra opinión por medio de un diputado al Congreso Nacional para que dejen clara la diferencia entre extorsión y terrorismo y que así nos eviten problemas.
-Y estás de acuerdo en que se aumenten las penas a gente como nosotros?
-Creo que el gobierno tiene razón. No podemos justificar lo que hacemos.
-Lo que pasa es que para aplicarnos las penas tienen primero que saber que se cometió un delito, investigar el hecho, identificar a los autores, capturarlos, reunir las pruebas, presentar el caso a la Fiscalía, que se lleve el caso a los tribunales, que el caso se juzgue y se sentencie, que el sentenciado no se escape de los centros penales…
-Cómo has aprendido tanto?
-De tanto ver y oír, hermano.
-Entonces, si tienen que seguir ese largo camino, por qué nos preocupamos?
-Tenes razón. Dejemos claro que comprendemos las buenas intenciones del gobierno por el bien de la sociedad, pero… (Pícaros, les oí todo).
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