Alerta por confesión criminal que promueve la inseguridad en la población hondureña



Alerta por confesión criminal que promueve la inseguridad en la población hondureña

Por José Antonio Pereira Ortega
Coronel ® japo916@yahoo.es

Estoy convencido que la desfachatez y la irresponsabilidad son factores multiplicadores que pueden degenerar en malas acciones y decisiones que afectan al Estado, en especial la seguridad de su población.

Digo esto porque no puedo menos que calificar como una brutada irresponsable la cínica confesión del supuesto marero delincuente Wilmer Polanco Soriano, quien con su propia boca confesó y justificó que asesinó al capitán de aviación, Mauricio Valdez Rodas, en una operación de la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA). Dijo “lo maté porque estamos en guerra con la Policía” y fue titular de grandes noticieros escritos radiales y televisados al instante.

La descarada confesión da que pensar, y provoca miedo e incertidumbre si se toma en cuenta que revela que esas organizaciones criminales tienen la capacidad de retar a la autoridad y confrontarlas.

Del otro lado extraña el lenguaje bélico, supongo no atribuido a la autoridad sino al propósito mediático al leer en un diario nacional un titular de primera plana con letras grandes: “guerra a la extorsión” referido a las operaciones de seguridad ordenadas por el Ejecutivo.

Visto así, podemos entonces dar por sentado que sí existe una guerra, y basta leer, ver y oír en los noticieros los resultados, y pronostica que será aún más peligrosa con esta declaración de guerra irrespeta la autoridad legalmente establecida, qué no pueden hacer contra la población.

Por supuesto hay que aclarar que “esta guerra” por las características que presenta son conflictos urbanos armados entre la autoridad y bandas de criminales armados organizados en maras, y otras organizaciones criminales afincadas en el territorio nacional volviendo peligroso para los pobladores los ambientes de circulación pública, laboral y hasta sus áreas de convivencia familiar.

Vemos entonces que no debe convertirse en campo de batalla los barrios, colonias de las ciudades y otras áreas de asentamiento y desarrollo humano, provocando desangramiento y sembrando odio y venganzas por la posesión de los territorios en conflicto.

Además cabe considerar que este conflicto nos involucra a todos los hondureños, pues esa declaración de guerra no es solo para la Policía, es para toda la sociedad, y como a nosotros los analistas hondureños no nos creen, comparto lo escrito por David Lee un experto en seguridad parte del grupo mexicano ASIS que en su artículo sobre seguridad titulado “Resolver el problema” señala:

“Los ciudadanos debemos considerar, de una vez por todas, el comenzar a involucrarnos para resolver el problema de la inseguridad, algo que no sucederá como producto, simplemente, de los buenos deseos, ni tampoco algo que se logrará, en el corto plazo, por la acción de un gobernante o la llegada de un Mesías redentor, sino por la participación activa de todos los actores sociales.

Continua expresando “el problema de la inseguridad, ante la complejidad del mundo y las amenazas latentes, jamás podrá ser resuelto del todo. No obstante, podemos incidir respecto de los diversos factores riesgo para protegernos y disminuir, de esta forma, nuestra vulnerabilidad a nivel personal, familiar, comunitario y social”.

Para lo cual el señor Lee recomienda, en este sentido, considerar cinco aspectos que resultan fundamentales para contribuir en la resolución del problema:

1. Conocer el problema.
Entendiendo que la inseguridad no es un tema simplemente de delincuentes en las calles, sino un asunto que tiene múltiples causas, causas que se originan como producto de la enorme desigualdad social que prevalece en el país, la violencia que existe en nuestros distintos ámbitos, los altos niveles de corrupción e impunidad y la incapacidad de las autoridades encargadas de velar por nuestra seguridad.

2. Reconocernos como parte del problema.
Comprendiendo las deficiencias que tenemos en la crianza de nuestros propios hijos, las distintas formas de violencia en las que incurrimos de manera habitual en nuestros hogares, la deteriorada cultura ciudadana y de legalidad que nos caracteriza, la indolencia e indiferencia ante los altos niveles de victimización y, en sí, nuestra incapacidad para trabajar conjuntamente a favor de un mejor país.

3. Reconocernos como parte de la solución.
Dejando de pensar que el problema es asunto simplemente del gobierno y que la represión es el principal camino. Debemos asumirnos como los coproductores de la seguridad, a través de ejercicios de participación ciudadana, en el entendido de que la dimensión de la seguridad pública requiere de una nueva atmósfera en la dimensión de la seguridad ciudadana, para lograr llegar a la de seguridad humana.

4. Capacitarnos.
Ocupándonos de aprender las distintas formas en las que podemos y debemos atacar los distintos factores de riesgo, promover los de protección y generar, de esta forma, personas, familias y comunidades que, más allá de saber enfrentar entornos adversos, no constituyan, por sí mismas, riesgos para el entorno.

5. Ponernos a trabajar.
Involucrándonos con organizaciones de la sociedad civil que desde distintos ámbitos promueven intervenciones a nivel personal, familiar, comunitario, escolar, laboral y social. Aportando más allá de donativos a las diferentes causas, un poco de nuestro tiempo y el de nuestros hijos, para contribuir y retroalimentarnos de la importante labor social que desempeñan con el ánimo de ser todos, en alguna medida, dignos protagonistas del cambio.

Concluye su artículo con la siguiente reflexión:
“Esperamos que te involucres basándote en estos cinco aspectos pues de ellos depende, en mucho, el que podamos resolver el problema de inseguridad que tenemos todos y respecto del cual, todos, absolutamente todos, debemos ponernos a trabajar”.

Más claro no puede ser en su idea el señor Lee de recomendar como solución “conformar la alianza entre población y autoridades” que permita organizarnos y enfrentar con éxito al crimen organizado sea nacional o internacional. Yo también creo que es una buena propuesta.

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