DEVALUACIÓN, IMPUESTO INNECESARIO


DEVALUACIÓN, IMPUESTO INNECESARIO
INCREÍBLE, pero ayer el lempira se cotizaba a 23.2531 por dólar. Como que la autoridad del Banco Central tuviera apresurada ansiedad de quedar bien con los jefes del FMI. Centavo a centavo llevan la procesión. Como la gélida gota del Castillo de Omoa, es una tortura para el pueblo en general. Las importaciones se encarecen como si se tratara de un impuesto adicional. La vaina es que el país produce muy poco. Menos para que lo haga con esa pesada carga impositiva que estanca la iniciativa privada. Así que gran parte del consumo nacional depende de las cosas que vienen de afuera. Materias primas que el país no elabora pero se ocupan para actividades industriales. Insumos, tecnología y maquinaria que requiere la agricultura. Medicinas para los enfermos. La mayor parte del vestuario y de los artículos que se encuentran en las tiendas. Alimentos para abastecer las deficiencias internas. La gasolina que se vende en las bombas y el crudo que ocupan las plantas térmicas para generar la energía. Vehículos, llantas, repuestos para el transporte individual y colectivo.

Interminable es la lista de esencialidades que se importan y que la devaluación encarece. Así que no es para el que tiene que cambiar dólares para viajar al extranjero. La devaluación está presente en cada cosa que se consume traída del exterior. Obviamente que beneficia al sector de la maquila. (Hay que decir que la maquila es buena porque genera masivo empleo). En la medida que devalúa el lempira a las maquilas les cuesta menos la mano de obra. Reciben dólares por las exportaciones, que al traducirse en más lempiras con la depreciación, abaratan la mano de obra cuyo salario lo pagan en lempiras. Durante mucho tiempo la demanda de muchas necesidades en los parques industriales era suplida por el comercio de la periferia. Cientos de negocios se beneficiaban de la venta de varios artículos elaborados domésticamente. Ahora –según nos contaba un dirigente empresarial– por toda esa facturación y papeleo que les representa comprar lo que antes obtenían en el comercio local, prefieren traerlo dispensado, adquirirlo en el exterior, incluso procedente de otros países centroamericanos. Sí, la depreciación podría favorecer la llegada de turistas. Pero mientras esto no sea destino turístico como Dios manda, aquí ningún turista viene atraído por un lempira más barato o porque aquí hayan dado un largo puente de asueto para la Semana Morazánica. Otros rubros de exportación podrían favorecerse. Pero el país no exporta bienes necesarios sino que postres. El consumo de postres no responde a una mínima fluctuación en el valor de la moneda. La curva, en jerga de los economistas, es inelástica.

La demanda en el exterior para postres hondureños depende de otros factores. En el mayor mercado de consumo, el norteamericano, influye la recuperación de su economía. Pero un gringo no se va a tomar dos tasas de café en vez de una o se va a comer 2 mínimos en vez de uno, porque le cuesten un décimo de centavo menos partido por la mitad. (Para dar un equivalente del efecto de la devaluación). Los precios de nuestro café en el mercado internacional dependen de si hubo o no heladas en otros grandes países productores, digamos en Brasil. Un ejemplo es que los ingresos procedentes del café disminuyeron este año. La devaluación no hizo que los cafetaleros vendieran más unidades de café en los mercados externos. Lo único que sucedió fue que la devaluación benefició al consumidor extranjero, porque pagaron un cachito menos por el café hondureño, sin que ello repercutiera en mayores exportaciones para los cafetaleros nacionales. El banano reportó mayores ingresos. Pero ello fue porque la caja de banano en el mercado internacional obtuvo en promedio 15.25 dólares, mientras el año pasado la compraban a 14.55 dólares. El efecto de la devaluación en nada ayudó nacionalmente; solo representó una gratificación adicional al consumidor extranjero. ¿Cómo se justifica este deslizamiento grosero de la moneda si el déficit de la balanza comercial ha disminuido, hay grandes ahorros en el pago de la factura petrolera, los ingresos por remesas familiares han aumentado, lo mismo que los préstamos otorgados por los bancos internacionales, todo lo que disminuye la presión sobre las reservas internacionales? Entiendan, hay exigencias del FMI que están equivocadas. La economía lo que ocupa es incentivos, aliciente a la producción a manera de incrementar la oferta, para crear fuentes de trabajo, no más castigo.

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