Por Dr. Israel Romero Puerto
juris Doctor (jurista internacional),
PhD – israel09r@yahoo.com
PhD – israel09r@yahoo.com
Cuando el gobierno de México aprobó la creación de una matrícula consular para sus connacionales que viven indocumentados en los Estados Unidos, se creyó que sería de beneficio a los millones de mexicanos que trabajan y viven bajo la sombra en el país del norte. La práctica y el tiempo han demostrado que el documento expedido oficialmente por su gobierno, o por un representante consular de su país, no sirve de nada ante las autoridades americanas.
Ahora, el gobierno de Honduras está tratando de copiar la misma práctica, con el pretexto de que es para beneficio de los hondureños que residen indocumentados en los Estados Unidos. Hay quienes abrigan la esperanza que les resolverá su situación, y otros hasta creen que los autoriza para trabajar en los Estados Unidos.
La farsa es tan grande que hay abogados hondureños que han tenido en sus manos una matrícula consular mexicana que creen firmemente que ese documento faculta al mexicano para trabajar en los Estados Unidos. Por supuesto que esa actitud solo denota desconocimiento de las leyes americanas.
La matrícula consular mexicana está diseñada y emitida en una forma que para quien ignora las leyes americanas es engañado(a) sin pestañear. Como título se lee: UNITED STATES OF AMERICA, y su fondo es rojo, azul y blanco, que son los colores de la bandera americana, y que es el fondo que tienen la mayoría de los documentos emitidos oficialmente por el gobierno federal de los Estados Unidos.
Hay varios problemas que son detectados por quien sabe de documentos y leyes americanas. El primero es que una de las secciones del documento dice: Emitido (Issue) por: Consulado de México en… (se completa con la ciudad donde está ubicado el consulado mexicano que emite el documento).
Tome en cuenta que para que un documento sea legalmente emitido por el gobierno de los Estados Unidos tiene que ser emitido, firmado y sellado por un representante del gobierno de los Estados Unidos. El gobierno americano no delega esa autoridad en nadie que no sea su empleado. Mucho menos la delegará en un funcionario de otro país. Por lo tanto, el documento, aunque legalmente emitido por el gobierno mexicano, no es documento que legalice al mexicano de ninguna manera en los Estados Unidos.
El otro problema. El documento tiene un código de barra (bar code). Si el mexicano quiere usar ese documento ante cualquier autoridad americana, este funcionario lo coloca en una máquina para ser leído. La máquina inmediatamente lo rechazará como falso. Ese funcionario americano, inmediatamente llamará a la oficina de migración más cercana, y el mexicano será arrestado y puesto en un proceso de deportación. Por lo tanto, ese documento no solo es falso sino que pone en evidencia la presencia ilegal de esa persona en los Estados Unidos.
Cuando el gobierno mexicano estaba vendiendo la idea de esa matrícula consular a sus ciudadanos, les prometió que con ese documento estarían fuera de peligro de deportación en los Estados Unidos. Además les prometía que con el documento podrían legalmente obtener una licencia de manejar vehículos, que podrían abrir cuentas bancarias en los Estados Unidos, y que podrían trabajar legalmente en ese país. Todo lo anterior es una vil mentira, porque para hacer los trámites arriba mencionados se necesita un número de seguro social emitido por el gobierno americano, y para obtenerlo se necesita una residencia permanente emitida por ese gobierno, o por lo menos un permiso de trabajo como el otorgado a través del TPS.
Cabe indicar que el gobierno mexicano emite directamente ese documento. En sus consulados tiene el programa de computadoras adecuado para la emisión inmediata del documento. No necesita contratar los servicios de agencias o compañías extranjeras para su emisión. Ahora bien, la tal matrícula consular tiene un costo monetario. No la emiten de gratis, y para obtenerla, el solicitante necesita un pasaporte vigente. Si el pasaporte está vencido no se la dan.
El gobierno de Honduras, siempre tratando de meterse a “camisa de once varas” ahora quiere emitir una matrícula consular. Como dijo una diputada del Congreso Nacional, solo están buscando una excusa más para sacarle dinero a la gente, cuando en realidad saben que ese documento no proporciona ningún beneficio.
Despierta sospechas el hecho que ligado a la acción incorrecta se quiere agregar otra incorrecta: contratar los servicios de una empresa “canadiense” para que se encargue de emitir ese documento. Habría que investigar quién es el propietario de esa compañía “canadiense”. No se extrañe si el propietario de esa compañía es un hondureño.
El gobierno de Honduras está bajo la obligación legal de ayudar a los Estados Unidos a repatriar los hondureños que viven ilegalmente en el país del norte. Honduras en cambio está tratando de incentivar a sus ilegales a permanecer ilegal en los Estados Unidos. No vemos cómo ese proceder le ayuda a Honduras a hacerse acreedor a los fondos aprobados por el congreso americano para el Proyecto de Prosperidad del Triángulo Norte, si la puesta en vigencia de una matrícula consular viola esa ley.
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