DE TRIPAS CORAZÓN
AHORA que los burócratas del Banco Central estrenaron su nuevo edificio quizás estén de mejor humor para detener ese hostigamiento que tienen contra el lempira. No hubo respeto por las figuras emblemáticas del país.
–en las que se incluye Lempira– ni siquiera en la Semana Morazánica. Lo menos que pudieron hacer es dejar descansar en paz al “indito”. En apenas unas semanas lo han devaluado 25 centavos. Rebasando el tope de los 23 lempiras por dólar a que lo llevaron a mitad de año. Se sabe que quieren impresionar a los jefes del FMI que vienen a revisar cifras en estos días y demostrarles que cumplen instrucciones al pie de la letra. Pero no tienen que ser tan groseros con el pobre pueblo pobre encareciendo, con cada centavo que devalúan, el valor de todos los bienes importados. ¿No ven que de lo que el país consume más del 50% son esencialidades, materias primas y productos básicos que vienen del exterior? Por las cifras que vamos a dar a continuación no se explica la razón de esa persistente devaluación:
Las remesas familiares enviadas a Honduras entre enero y septiembre pasados sumaron 2,928.8 millones de dólares, un 6% más que los 2,761.9 millones de dólares del mismo período del 2015, según el BCH. En todo 2015 las remesas, que representan más del 17% del Producto Interno Bruto (PIB), sumaron 3,726.7 millones de dólares. O sea que de continuar la tendencia las remesas a finales de año podrían generar al país ingresos por aproximadamente los 4 mil millones de dólares. Otro dato es que como resultado de intercambio de bienes, la balanza comercial presentó un déficit inferior en 481.9 millones de dólares, al registrado en el año precedente. El déficit de la balanza comercial se ubicó en 2,585.4 millones de dólares en los primeros siete meses de este año, cifra 15.7% menor a la registrada en el mismo período del 2015. Sumemos otro ingrediente. Hasta ahora, la debacle de los precios del crudo es el factor exógeno –como regalo caído del cielo– que mayormente ha beneficiado las cuentas financieras del Estado. Sin contar los de años anteriores, solo en el año 2015 el país se ahorró $532 millones en el pago de la factura petrolera. Hasta julio de este año se beneficiaba con un ahorro de 260.5 millones de dólares, resultado de la baja de 29.8% del precio promedio de los carburantes. Si computan los préstamos que conceden los bancos internacionales y que no tardan en llegar los recursos millonarios del Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte, todo lo que contribuye a incrementar el nivel de las reservas monetarias, no hay razón para esa despiadada depreciación a la que están sometiendo el lempira.
La otra buena nueva para el gobierno es que la recaudación fiscal tuvo un alza del 13% en los primeros nueve meses del 2016, respecto al mismo período del año anterior. Así que auguramos que la aves agoreras darán una evaluación morrocotuda. Aplaudirán lo saludable que está la macroeconomía y las finanzas del Estado. Aunque muchas pequeñas, medianas y grandes empresas hacen de tripas corazón intentando subsistir. El comercio sigue aletargado. Y mientras no se reduzca la carga tributaria difícil que la iniciativa privada pueda ser competitiva en la región. Después de un período de sacrificio con tantas medidas de contracción, no sabríamos si esta vez vayan a recomendar estímulos para generar fuentes de trabajo. Ojalá así sea.
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