Voto cruzado o lineal

Voto cruzado o lineal

Por Álvaro Sarmiento

Especialista Internacional
en Comercio y Aduanas
La semana pasada, durante entrevista televisiva, uno de los candidatos presidenciales, expresó sin mayor recato que llegando a la Presidencia establecería presión sobre la Corte Suprema de Justicia, afirmó “el dinero lo maneja el Presidente de la República. El entrevistador, ningún novato, le preguntó ¿si conocía la doctrina sobre la separación de poderes?

Durante los espacios publicitarios, otro candidato “mayoritario” solicita -legítimamente- al elector, un voto lineal, para contar con mayoría en el Congreso y de esa manera asegurar todo el apoyo legislativo para concretar esos planes de gobierno.

Ambos candidatos coinciden plenamente en una tendencia, querer concentrar el poder de manera absoluta. La historia política nos ha mostrado que la separación y balance de poderes es mucho más provechosa para el bien común.

Dentro del análisis previo a marcar y depositar su voto, es importante considerar la conveniencia de repartir el poder entre varios partidos políticos. La forma más sencilla sería escoger al candidato presidencial de sus amores y votar para diputados por candidatos de partidos de oposición, “voto cruzado”.

Seguramente lo anterior disgute al próximo presidente, porque lo obligará a “negociar” con el Poder Legislativo, y ojo, no me refiero a sobornar o chantajear a los diputados, eso es moralmente inaceptable y punto, me refiero a la habilidad para convencer. Lo más importante de este “balance” de poderes es evitar la tendencia absolutista o despótica a la que el mejor de los hombres puede convertirse cuando no tiene límites que otros poderes pueden marcarle.

Los seres humanos, buenos o no, necesitamos -siempre- límites morales y legales que evitan convertirnos en nuestra peor versión de persona. Saber que en algún momento, al dejar el cargo podemos pagar por nuestros desmanes, es clave para un buen gobierno, un buen gobernante.

Afirmar que no se puede gobernar si no se tiene mayoría absoluta en el Congreso, es simplemente erróneo. Es el criterio de un mal gerente, que al no lograr cumplir con sus metas de ventas, responsabiliza al cliente o al clima, a la mala suerte.

Recogiendo de manera informal opiciones con taxistas, vendedores de baleadas o líderes empresariales, sobre las elecciones y los criterios para elegir al candidato, he llegado a la conclusión que prevalece la credibilidad a la imagen que presentan en la televisión o redes sociales. Creo que se le dedica más tiempo a buscar en Youtube opiniones sobre el último celular que se desea comprar, se privilegia la comparación entre, megapíxeles, gigas de RAM, pesos, números de cámaras, etc., pero no le dedicamos el mismo esfuerzo a comparar candidatos. Al menos tener claridad sobre la integridad de cada uno. Por ejemplo conocer la trayectoria del matrimonio o familia del candidato, ¿qué ha hecho y los frutos familiares, laborales, empresariales de cada uno de ellos?

Los planes de gobierno son cartas de buenos deseos, nada más. Pero al menos deben estar bien estructurados y matizados por el ¿cómo y cúando?
Y por último, un tip que puede servir: Tenga cuidado con los candidatos que repiten y llevan en sus labios a Dios continuamente en sus discursos políticos. La fe se muestra en las obras, no es el medio para captar votos. Y que gane el mejor, nos conviene a todos.

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