Toño, ¡contrólate!
Toño, ¡contrólate!
Por Juan Ramón Martínez
En la primera reunión larga que tuvimos con JOH, hice todo lo posible por provocarlo. Viéndome a los ojos me dijo: “Usted pierde el tiempo; mi papá me enseñó que para pelear, se necesitan dos. Y yo no voy a pelear con usted”. Desafortunadamente, en aquella conversación, no estaba Antonio Rivera. Porque de haberlo estado, no habría caído en el brusco cuestionamiento a un asesor de campaña del Partido Liberal, acusándole de estar interviniendo en asuntos internos. Para al final, amenazarlo con expulsarlo del país, por estar con su trabajo, obstaculizando el proceso electoral. El encono de Toño Rivera, que se disparó y le hizo perder el control, tiene que ver con la organización de los grupos que desempeñarán la tarea de evitar “el fraude electoral”. Fue tal la pérdida de las emociones, la cordura y el respeto al electorado, que pasó por alto que, en el estrado se encontraba su hermano, Chano Rivera, asesor político y de campaña, que ha desempeñado tareas de asesoría en diversos países, especialmente Guatemala, en donde, según me han informado, goza de mucho crédito.
Toño Rivera forma parte de una de las sobrevivientes dinastías políticas del país. Su abuelo, Antonio C. Rivera fue presidente del Congreso Nacional. Igual que su padre Mario Rivera López, un hombre comedido, de nervios templados y enorme capacidad de diálogo, incluso con sus más fieros enemigos políticos. De repente, Toño Rivera, está perdiendo la calma, porque teme no salir favorecido por el electorado como candidato a diputado por el Partido Nacional; o, porque quiere llamar la atención de la cúpula del Partido Nacional, de la cual, desafortunadamente, no forma parte, como si lo hiciera durante casi toda su vida, su padre, al que por sus habilidades, le conocieron con el mote de “zorro” de la política. Tal mote, recurrente en la política en donde hay mucho de visión zoológica –compartido con Antonio Ortez–, era un reconocimiento a su flexibilidad, habilidad para no perder los estribos. Y muestra, de su enorme imaginación y sentido del humor. Claro, en defensa de Toño Rivera, no todas las virtudes las heredan los padres a los hijos. Y no siempre estos, están blindados de caer en tentaciones que, no corresponden con el estilo de los progenitores.
Rivera Callejas, no es un improvisado en política. Ha sido diputado varias veces y actualmente se desempeña como vicepresidente del Congreso Nacional. Por manera que sus expresiones, destinadas a negar lo que es una moda en todos los países –la de contar con asesores que, en la época moderna, su uso fue introducido en Honduras por Ricardo Zuniga– tiene que analizarse fuera de sus expresiones, buscando en las motivaciones que las produjeron, algunos motivos o mensajes subliminales que quiere transmitirle a los electores. A los nacionalistas especialmente, a los independientes, y de repente al propio JOH.
En primer lugar, se nos ocurre que Toño Rivera está sometido a una fuerte presión emocional. No solo, por no formar parte del primer círculo de poder actualmente, sino que por su edad, parece que incluso no estará más, en la generación llamada a seguir gobernando al país. Ello, podría explicar su coraje e incomodidad. Y el afán de llamar la atención del candidato de su partido, demostrándole que tiene la valentía de defender un triunfo que, según las encuestas, está garantizado para el Partido Nacional. Sin embargo no le hace nada bien al Partido Nacional su aire intolerante que, bajo la dirección de JOH, ha evitado confrontar, convencido que al electorado, no le gustan los cizañeros, peleones o navajeros. Pero también, es posible que Toño Rivera esté al borde de un ataque de nervios. Ansioso porque no le permiten hacer campaña individualizada, lo que le hace temer que, pueda enfrentar el riesgo que pese al voto en plancha, los independientes que le han asegurado la victoria en el pasado, lo abandonen esta vez. Y pierda la curul que se ha vuelto casi inevitable para una zaga política tradicional del país.
Toño, debes controlarte. Los liberales, están obligados a hacer oposición. Respóndeles con respeto. Porque si sigues amenazándolos y otros tratando de impedir que hable Luis Zelaya en TV, terminarán convenciéndonos que están nerviosos. Recuerda lo que dijo JOH: “Para pelear se necesitan dos”.
No des excusas a los liberales. De acuerdo?
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