Soberbia

Soberbia

Por Armando Cerrato

A menos de 10 días para que la ciudadanía defina en las urnas quién será su nuevo presidente de la República, diputados al Congreso Nacional, diputados al Parlamento Centroamericano y corporaciones municipales, los electores (3.5 millones de personas) esperamos escoger a los mejores hombres y mujeres para que ejerzan desde el gobierno la administración del Estado.

En la arena política se encuentran 9 aspirantes a la Presidencia de la República, representantes de 10 partidos en liza de los cuales solo 3 tienen las posibilidades de alcanzar la supremacía y disfrutar de las mieles del poder: el Nacional (en el poder), la Alianza nacional opositora contra la dictadura (LIBRE, Nasralla, PINU), y el Liberal, por ser los mayoritarios en membresía en el orden referido y según los resultados de la elección pasada.

El Partido Nacional controla todo el estamento jurídico y electoral aparte de tener una organización que funciona a la perfección como una maquinaria relojera suiza y en base a ese poder ha logrado violar la Constitución impunemente de manera tal que casi tiene segura la reelección sin importar que la Carta Magna otorgue el derecho al pueblo a la insurrección ante un gobierno usurpador y que al mandatario actual por el mismo mandato constitucional se le tilde de traidor a la patria, delito imprescriptible cuyo castigo puede ser demandado en cualquier tiempo por cualquier ciudadano.

En la Alianza nacional opositora contra la dictadura las cosas no andan muy bien puesto que el partido base (LIBRE) cedió su candidatura a Salvador Nasralla en el momento mismo en que este personaje de la farándula televisiva nacional perdía un partido anticorrupción que muy sorprendentemente organizó y elevó a un tercer lugar en el proceso electoral pasado.

El partido le fue arrebatado a Salvador Nasralla por la abogada Marlen Alvarenga, quien hoy es candidata a la Presidencia de la República tras una lucha política interna en la que hizo sobresalir la principal cualidad de Salvador Nasralla: la soberbia.

En el Partido Liberal, otro de los denominados “outsider” sostiene una nueva línea doctrinaria social en un intento por revivir el sentimiento de las denominadas milicias eternamente jóvenes seguidoras de la bandera rojo y blanco que fue partido a la mitad a raíz de la sustitución constitucional del 2009 en que todas las fuerzas políticas del país, el estamento jurídico completo y las fuerzas vivas se unieron contra la ambición reeleccionista del entonces gobernante liberal José Manuel Zelaya Rosales.

De los 3 candidatos con posibilidades el que más soberbia exhibe es Salvador Nasralla, quien luce convencido de que alcanzará el poder con una mayoría abrumadora aunque no se cansa de atacar el sistema y anunciar, como curándose en salud, un fraude de proporciones escandalosas para favorecer las aspiraciones reeleccionistas.

En sus ataques soberbios, Nasralla se desboca y lanza acusación tras acusación sin medir las consecuencias de las mismas y quizás atenido a la impunidad imperante en el país que en este caso le favorece aún cuando en la mayoría de sus ataques es injurioso, calumnioso y difamador.

La altivez de Nasralla es de grado tal que choca con los periodistas que de buena fe y quizá hasta pensando solidariamente desde el punto de vista gremial le brindan la oportunidad de expresarse creyendo que en su comparecencia dará a conocer sus propuestas de gobierno y no demostrar altanería, arrogancia, vanidad y altivez, viendo con menosprecio a los demás e ignorando que en la naturaleza el único ser superior es Dios porque ante la ley y ante la humanidad todos los seres humanos somos iguales y por una circunstancia especial de la vida uno es llamado a dirigir a los demás, conforme a la ley vigente y no a su voluntad por lo que cualquiera otro que alcance la Presidencia de la República tendrá que apegarse a lo que manda la ley y no a lo que se le antoje hacer…¿estamos?

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