¿QUÉ SUCEDERÁ?

¿QUÉ SUCEDERÁ?

EL otro día nos habló un amigo solo para decirnos que “aramos en el mar”. Se refería a un editorial que leyó intitulado el Cohep y el FMI. Aquí uno escribe para un auditorio dividido entre los que no leen y los que no escuchan. A continuación algunos de los temas que atañen al futuro de Honduras, pero raramente son parte del debate público, ya que ni remotamente figuran en la agenda de los políticos que prefieren divertir espectadores con las mismas piruetas circenses ¿Qué va a pasar si levantan ese muro separando a los Estados Unidos del resto de América y comienzan las redadas para las deportaciones masivas? Las remesas familiares enviadas a Honduras entre enero y noviembre pasados sumaron 3,535.6 millones de dólares, cifra 6.16% superior a lo recibido el año anterior. Más del 90% de las remesas provienen de Estados Unidos, donde viven poco más de un millón de hondureños de manera legal o ilegal. Las remesas, representan más del 17% del Producto Interno Bruto (PIB) y son la principal fuente de divisas del país, por encima de exportaciones como el café, los productos de la maquila, el camarón y otros.

Otra inquietud: ¿Qué sucederá cuando se extingan las cláusulas de salvaguarda a los productos agropecuarios contenidas en el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos? Los dóciles negociadores que tuvo el país sacaron avante la maquila, pero poco les importó la vida rural y las actividades del campo. Eso quedó bajo un amparo temporal; pero totalmente desprotegido después de un tiempo perentorio. Una vez que cese el resguardo vigente en cuotas y aranceles a los productos agrícolas y ganaderos importados, todo eso procedente de los Estados Unidos va a inundar el mercado local. Los norteamericanos cuentan con tecnología avanzada, mayores rendimientos en sus procesos de cosecha, subsidios al sector agrícola, menores costos de mercadeo y distribución, riego suficiente, entre otros factores, mientras aquí siguen sembrando y pastoreando ganado con métodos arcaicos, soportando el alto costo de los insumos, con precario financiamiento y dependiendo de San Isidro Labrador. Sin una banca estatal que financie la agricultura y la ganadería y una vuelta de calcetín a los métodos vetustos de cosechar, esto que viene podría ser la ruina del campo.

Y otra más: El odioso cártel de la OPEP ha alcanzado un acuerdo para reducir su producción de crudo en más de un millón de barriles diarios para impulsar un encarecimiento del petróleo. Creen que el crudo podría alcanzar precios de $65 el barril. Tanto las remesas como el ahorro de la factura petrolera es lo que ha contribuido al moderado crecimiento del país y a que no se desplome la moneda del todo. Aún así esos bárbaros del Bantral la han devaluado a 23.58 lempiras por dólar. Les dio por meterle la pata al acelerador para encarecer los regalos –el 60% de lo que se compra localmente es importado– que la gente obsequia en esta Navidad. Y una última inquietud. El nuevo inquilino de la Casa Blanca ha anunciado severos castigos a las empresas norteamericanas que decidan “trasladar producción a otros países”. ¿Qué pasaría, entonces, con toda esa esperanza puesta en la inversión que vendría del exterior, especialmente de los Estados Unidos? ¿No les parecería que estos son algunos de los temas que debiesen discutirse con la urgencia debida? ¿O hasta que estemos en crisis, con el agua al gorro, es que se van a abordar?

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