¡Cabalgamos, Sancho amigo!

¡Cabalgamos, Sancho amigo!

Por José Jorge Villeda Toledo

Es posible que, si el Cervantes de nuestro tiempo estuviera frente a su tintero, tendría suficiente material para que su ingenioso Hidalgo y su inseparable escudero llevaran sus aventuras a lo más lejano e ignoto de los tiempos y nos enseñaran que la encarnación de la justicia y la diferencia de lo real y lo irreal estarían encaramados en lo más alto de un afligido Congolón… donde la Honduras de hoy se encuentra postrada y desesperada interpretando una tragicomedia política ante un mundo azorado que enmudece ante el aplauso y la vergüenza… y todo, porque una sucia neblina no le deja ver con claridad la representación honesta del poder, pero sí el cebo de la ambición humana, que no es más que ver a un amo y señor atado por siempre a un trono que no le pertenece.

Ante tal melodrama, no es nuestra intención adentrarnos en la famosa novela cervantina, ni mucho menos cabalgar junto al caballero andante y su rechoncho chaperón… pero sí, en una tragicomedia en que los políticos nos tienen sometidos… aunque aquí es menester mencionar que, en el corolario de este escrito, aterrizamos con la debida aclaración que el encabezado de esta columna en nada mengua la sustancia de su contenido. Nos sirve nada más como parangón para que reparemos que tanto en aquel comienzo del siglo XVII en que se escribió el Quijote como en del conocimiento del siglo XXI, los perros siguen ladrando a los que cabalgan de prisa y quieren llegar primero a la cima de su destino. Y eso es lo que ocurre en esta época disímil donde nuestros políticos han estropeado sus ansias de poder al querer cabalgar jamelgos como el Rocinante de piel y huesos que montaba el jinete de la Triste Figura o el velocísimo Babieca del Cid Campeador o el más famoso de la antigüedad Bucéfalo de Alejandro Magno… aunque, hay otros que han escogido borricos de poca monta y paso aletargado que en conjunto nos han atado a la cola de la competencia aquí nomás en el istmo y, es que nuestros políticos, están viviendo un reciclaje que no han querido aprovechar… en lugar de transformar los desechos de un bipartidismo infecundo en un desarrollo sostenible y una inclusión que nos abarque a todos, han ocupado el multipartidismo para autodestruirse y dejar que el inventor de una reelección que está prohibida, contraria a la razón y que no prescribe, se salga con la suya para seguir gobernando por muchos años como lo prometió! La frase insistente “nos queda mucho por hacer” está ligada a una reelección que se concibió en una curul del Congreso Nacional de 2010 sin que nadie lo sospechara y que, en sucesivas y reiteradas violaciones a la Constitución, ha llegado a su cenit para que la sucesión presidencial ya no sea de cuatro años si no que se regule por una sola vez “como en los Estados Unidos”. ¡La astucia ha llegado a pedir esa regulación a sabiendas que una oposición que está en contra de sí misma y que paradójicamente es mayoría, la vetará por ser su principal discrepante!

¡Desde que el siglo XXI desquició a Mel, en su real tarea de gobernar a Honduras, un golpe de estado en 2009 retrotrajo al país a tiempos primitivos que se creían superados desde 1982 y quizá, sin querer queriendo, dividió a “su” partido considerado el de mayor caudal político en Centroamérica! Esa orfandad lo hizo fácil blanco sucesivo de la derrota y no fue sino hasta hace tan solo unos meses que resurgió con casi una docena de precandidatos para afrontar las elecciones primarias y generales de 2017. ¡Con ello, los eternamente jóvenes han vuelto a levantar las banderas del liberalismo, sumándose a los que se llevó Mel y que regresan a tropel batiendo palmas!

Hablaba alguien en los corrillos colorados que “el profesor predicción” Allan Lichman, quien no ha fallado en los resultados de las presidenciales en Estados Unidos desde 1984, vaticinaría sin duda que el precandidato Luis Zelaya sería el ganador en las elecciones generales de Honduras por ser un educador que llega a la política después de ser rector de Unitec por 12 años, sin cola que le pisen y con el sentimiento arraigado de que Honduras necesita un cambio e imperiosamente un modelo de desarrollo inclusivo, con oportunidades para todos y sin privilegios para nadie! Por algo es el precandidato que más le han llovido críticas malsanas por el eterno sectarismo y la envidia enfermiza que es muy común en nuestro país. Las voces agoreras cuchichean que no es liberal, que es integrante de una secta fuerte de la Iglesia Católica, que utiliza la imagen de Berta Cáceres en su campaña, que se relaciona con Roberto Micheletti, que es familia de Mel Zelaya, que anduvo con las antorchas, que es de los golpistas, que es considerado un outsider, que alguien lo ha enganchado para meterse a la política, que es de mecha corta y no aguanta la crítica… en fin, calumnias y calumnias, que emulan a los perros que le ladraron a don Quijote y a su fiel escudero y que dieron origen a la frase apócrifa… la misma que hoy le permite a Luis Zelaya gritarla a los cuatro vientos para que la oiga todo el pueblo hondureño: ¡“Deja que los perros ladren, Sancho amigo, es señal que cabalgamos”!

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