Bonos soberanos
Bonos soberanos
Por Héctor Paz Lázarus
Consultor y catedrático universitario
Hay decisiones financieras contraproducentes, como endeudarse para pagar otras deudas y financiar gastos de consumo, lo que en gobierno es gasto corriente, incluyendo transferencias, salarios, bienes y servicios e intereses sobre la deuda. Actuando así, se ingresa en un círculo vicioso que conducirá a más empobrecimiento, ya que se tendrá que destinar cada vez más ingresos nacionales, que en Honduras apenas crecen, para honrar compromisos financieros.
Si los recursos de los bonos soberanos se utilizarán para inversiones económicas y sociales altamente rentables y que potencialicen el desarrollo socioeconómico, se garantiza que se tendrá un retorno por dichas inversiones y honrará el pago de los intereses y del capital, más si el retorno es en dólares porque dichos bonos están denominados en esta moneda. A diferencia de un préstamo bancario, que se contrata una deuda que se paga en varios casos mediante una cuota fija mensual, que incluye pago de intereses y abonos al capital, los inversionistas financieros adquieren bonos que les reditúen un ingreso de intereses por un buen período de tiempo, pagándose el capital al vencimiento del plazo pactado.
En 2013, el gobierno realizó dos emisiones de bonos soberanos en los mercados internacionales. En marzo emitió US$500 millones a 7.5% anual a 10 años plazo. En diciembre lanzó otros US$500 millones a 8.75% anual a un plazo de 7 años. Honduras cuenta con una calificación de riesgo de Grado Especulativo, lo cual eleva la tasa de interés que debemos pagar por los bonos. Si Honduras tuviera una calificación Grado de Inversión, colocaría sus bonos a una tasa alrededor de 4% anual. La diferencia de tasas es la prima que pagamos los hondureños por el mayor Riesgo País.
Las implicaciones financieras de las emisiones del 2013 son significativas. Por la primera emisión, los hondureños debemos pagar US$375 millones únicamente en intereses durante la vida de los bonos soberanos, mientras que por la segunda debemos en intereses US$306 millones. El total en intereses suma US$681 millones, equivalente a 68% de lo prestado, que ascendió a mil millones de dólares, monto que también debemos pagar a los agentes financieros al vencimiento de los bonos. Estos gastos serán mucho mayores, ya que se debe tomar en cuenta el efecto de la devaluación.
Indagué en la Sefin el paradero de los US$1,000 millones que ingresaron a nuestro país, siendo la respuesta “apoyo presupuestario”, lo que incluye una porción alta de gasto corriente, lo cual no tiene un rendimiento monetario.
Con el visto bueno del FMI, luego de la reciente revisión del Programa Económico, el Congreso Nacional autorizó a la Sefin realizar nuevas emisiones de bonos soberanos hasta por un monto de US$850 millones a un plazo máximo de 20 años. Los fondos serán para pagar las deudas de la ENEE con los generadores privados de diferentes fuentes de energía. Las implicaciones financieras de las emisiones del 2016/2017 serán significativas.
El gobierno actual logró una leve mejoría en la calificación de riesgo de Honduras de B3 a B2+ por parte de la agencia Moody´s. Esta agencia define B2 como obligaciones sujeto a especulaciones y “alto riesgo crediticio” y de tener “la calidad de crédito en general, pobre”. Los bonos podrían colocarse a una tasa menor con respecto a 2013 pero aún alta, digamos 6.5% anual, y a un plazo de 10 años. Si fuera así, pagaríamos en intereses US$553 millones durante la vida de los bonos, equivalente a 65% de los US$850 millones que nos prestarán y que debemos pagar al término del plazo pactado. Ojalá no se coloquen a 20 año porque los intereses sobrepasarían los mil millones de dólares, más del capital. Como los recursos serán para la ENEE, esta empresa debe asumir esta deuda y volverse tan eficiente y eficaz que pueda generar los ingresos suficientes para cubrir este gasto financiero, que será mayor por el efecto de la devaluación.
El gobierno argumenta que está sustituyendo deuda interna cara por deuda externa “barata”. Costa Rica implementó hace años esta estrategia. Este país tiene una economía 2.5 veces más grande que Honduras, un ingreso nacional bruto per cápita 4.5 veces más alto y el doble de exportaciones. Costa Rica es un país de ingreso medio alto, mientras que Honduras es de ingreso medio bajo (Banco Mundial). La economía de Honduras está en un círculo vicioso de pobreza: baja productividad, bajos ingresos, bajo ahorro, baja capitalización, baja productividad, bajos ingresos y así continuamente. Por consiguiente, nuestra capacidad de pago, incluyendo obligaciones en moneda extranjera, es baja.
Las implicaciones financieras de las tres transacciones relacionadas a los bonos soberanos son de una titánica dimensión. La deuda por las tres emisiones podría ascender a más de tres mil millones de dólares. Tengo reservas con este tipo de endeudamiento y su finalidad. Debemos asignar los recursos en inversiones económicas y sociales que generen una rentabilidad lo suficientemente alta para pagar las obligaciones financieras que adquirimos y que inyecten dinamismo a la economía para revertir el círculo vicioso de pobreza hacia uno de riqueza. Es curioso que las tres transacciones se den en períodos electorales. Debemos vigilar y auditar independiente y externamente el uso de estos recursos, ya que el gobierno está obligado a generar valor por nuestro dinero. Al final del día es la población la que pagará la cuenta en un país donde la percepción de corrupción del sector público es alta (TI).
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