LA BANCA ESTATAL

LA BANCA ESTATAL

HASTA ahora, con ciertas publicaciones oficiales, comienza a llegar al público alguna información que le permita informarse sobre esa controversia generada con la fusión de BANADESA y BANHPROVI. Lo más que ha trascendido es que a Banadesa lo “mataron” los vivos, los financiamientos dados por padrinazgos políticos, las condonaciones dadas a granel cuando los deudores no pudieron pagar. A ver cuándo sale la lista de morosos y la deducción de responsabilidades por el latrocinio. No hay discusión que el país requiere de una banca de fomento sólida y ágil. Hay actividades productivas de mucho riesgo, pero vitales para el mercado, o dirigidas a sectores de limitados recursos que no pueden financiar la banca privada. La Casa de Gobierno envió el proyecto a consideración de los diputados, ya que para “crear o suprimir un organismo descentralizado” la Constitución exige una votación de las dos terceras partes de los miembros.

No pasó porque la alianza política de las candidaturas por consenso no se sostuvo para esos menesteres. Sin embargo, en Consejo de Ministros –a saber con que novedosa figura jurídica– autorizaron la operación recurriendo a un Decreto Ejecutivo. Están en el proceso de socializar el maridaje. Para ello los sectores interesados convocados a la Presidencial, han dado su rotundo apoyo. Todos ocupan que les presten dinero más barato. Nadie desconoce que el país ocupa un mecanismo creativo para financiar la agricultura y otras actividades del campo. Más, ahora que están por extinguirse las cláusulas de salvaguarda a los productos agropecuarios contenidas en el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Los dóciles negociadores que tuvo el país sacaron avante la maquila pero poco les importó la vida rural y las actividades campestres. Eso quedó bajo un amparo temporal; pero totalmente desprotegido después de un tiempo perentorio. Una vez que cese el resguardo vigente –en cuotas y aranceles a los productos agrícolas y ganaderos importados– los norteamericanos –que cuentan con tecnología avanzada, mayores rendimientos en sus procesos de cosecha, subsidios al sector agrícola, menores costos de mercadeo y distribución, riego suficiente, entre otros factores– nos van a inundar el mercado local. Eso podría ser la ruina total en el campo. Aquí siguen sembrando y pastoreando ganado con métodos arcaicos, soportando el alto costo de los insumos, con precario financiamiento y dependiendo de San Isidro Labrador.

Lo que se viene es materia quizás demasiado complicada para que la entiendan algunos de esos diputados. Aparte que a los políticos poco les interesa abordar los temas sensitivos que aquejan al pueblo. Ellos, bien por falta de conocimiento, escasa cultura, cero actualización –ya que casi nada leen y se informan por los “chats”– pasan enfrascados en un circo de malabares entreteniendo espectadores: “La trenza, la reglamentación de la reelección, si le ponen detector de mentiras a los que van en casillas, si solo con una corriente se puede ir a primarias, si negocian candidaturas de consenso por un cupo en el TSC y el TSE, en fin el mismo rosario de trivialidades de siempre”. Así que van a excusar que los importunemos, pero esta discusión de la banca estatal, es algo perentorio en la agenda nacional.

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