La oposición debe unirse contra JOH

La oposición debe unirse contra JOH

Por Armando Cerrato

La oposición política hondureña debe unirse granítica y sólidamente para vencer la desmedida ambición nacionalista inducida, conmovida, desarrollada, y financiada por el Presidente Juan Orlando Hernández Alvarado, quien pretende ser reelecto contra toda disposición constitucional alegando incluso legalidad jurídica en un acto aberrante de la Corte Suprema de Justicia que declaró inconstitucional un artículo pétreo de la Carta Magna.

Apoderado de todos los estamentos del Estado, merced a una doctrina política modernista, populista y cargada de demagogia desarrollada muy inteligentemente -debe reconocérsele ese mérito- el mandatario ha instituido en el país una dictadura constitucional despótica, nepótica y hipócrita en la que solo priva su ambición nacional de continuar en el poder por tiempo indefinido simulando una petición popular de sus partidarios aunque los mismos solo sumen el 39 por ciento de la masa votante censada en el país.

Siendo la oposición el 61 por ciento la verdadera mayoría, la lógica nos dice que en Honduras el gobierno debiera estar en manos contrarias a las actuales si el sistema electoral fuese en realidad acorde a la lógica y la doctrina del derecho, pero aquí, ni la doctrina ni mucho menos la lógica trabajan en beneficio de la política que se desarrolla a gusto y paciencia de cuando en vez resulta más vivo y audaz que los demás.

JOH ha resultado ser el político más vivo de los últimos procesos, pues, se ha elevado desde conserje del Congreso Nacional ha diputado del mismo, luego a presidente de la Cámara, después a Presidente de la República y ahora quiere repetir sin importarle el juramento prestado en varias oportunidades “prometo ser fiel a la República, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes”.

El juramento para JOH y para quienes lo apoyen -todos traidores a la patria-, es puro papel mojado, por ello arrojado al cesto de la basura aunque para algunos casos sita su contenido tratando de que el mismo legitime más de alguno de sus actos bochornosos en el desempeño del poder.

Expertos internacionales y hondureños observadores profesionales de procesos electorales han concluido junto a una serie de juristas, analistas y periodistas nacionales que la reelección de JOH además de improcedente es ilegal, inconstitucional y quienes la promueven ni el propio JOH al aceptarlo han cometido ya el delito de traición a la patria, imprescriptible y su castigo demandable en cualquier tiempo por cualquier ciudadano.

De manera que si la oposición política en un mal cálculo legitima con su participación en las elecciones el proceso ilegal electoral y fracasa en su intento por obtener el poder sin una alianza sólida estará unida tácitamente al delito constitucional de violación de la Carta Magna porque se peca de hecho, palabra, obra y omisión.

JOH ha sido tan inteligente que tiene en la bolsa al único poder fáctico de la nación, las Fuerzas Armadas, a las que ha prometido repotenciar algo que los militares aprecian y agradecen pues estaban quedando relegados a un plan inferior en el área de Centroamérica donde tradicionalmente son los que han puesto el balance que incluso ha permitido que la región no haya caído en manos de la izquierda muy beligerante alaridos del siglo pasado.

Las Fuerzas Armadas de Honduras parecen por agradecimiento a su comandante general Juan Orlando Hernández Alvarado permitirle que se reelija violando así con él la Constitución que les manda ser apolíticas, obedientes y no beligerantes instituidas para garantizar la soberanía nacional, la integridad territorial, mantener el orden, la paz y la alternabilidad en el gobierno.

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