Una economía acosada
Una economía acosada
Por: Gabriela Núñez
En Honduras y en todo el mundo los gobiernos no son generadores de ingresos, y en el caso hondureño las empresas estatales producen pérdidas acumuladas. El gobierno se nutre en gran medida de los impuestos que pagan las empresas y de los impuestos que pagamos los hondureños.
Durante el gobierno que preside el ciudadano Juan Orlando Hernández, las acciones ejercidas para la recolección de impuestos en contra de la empresa privada y la economía social o informal han sido severas, sin precedentes, llegando a cerrar negocios por varios días, afectando el ingreso de miles de familias hondureñas que vivieron en carne propia la dolorosa experiencia de que las autoridades cerraran sus negocios sin ninguna explicación y sin derecho a la defensa.
El gobierno nacionalista llegó inclusive a humillar a los empresarios y colaboradores de forma pública con el uso de bandas amarillas que les exponía ante la sociedad y su mercado, como defraudadores del fisco. El pequeño y mediano empresario, en su defensa, escribía letreros y los pegaban al lado de los rótulos de la desaparecida DEI, haciendo saber que su negocio sí pagaba impuestos y que lo cerraron por no tener una dirección de correo electrónico o por un error de imprenta en las facturas.
El actual gobierno considera a los empresarios culpables hasta que demuestren lo contrario y actúa en consecuencia, llegando al colmo de utilizar en operativos para el cierre de negocios a militares encapuchados armados, manteniendo cautivos a empresarios, empleados y clientes mientras se desarrollaba la operación de cierre.
Hemos visto y leído declaraciones de los funcionarios que haciendo uso de sus posiciones de poder critican de forma burlesca a los empresarios, aduciendo sin pruebas, que no pagan impuestos y lanzan amenazas veladas al sector empresarial de ser intervenidos con auditorías dirigidas, estos funcionarios mantienen una actitud de confrontación permanente hacia el sector privado, pareciendo olvidar que dicho sector es generador de importantes ingresos tributarios.
El gobierno se muestra orgulloso del incremento en la recaudación fiscal, orgulloso de haber extendido su círculo de acción a pequeños negocios y hasta actividades de mera subsistencia, pero no nos hace saber en qué gasta o invierte todos sus recursos.
Los principios liberales en los que creo firmemente, dictan que el Estado debe ser un facilitador y promotor del crecimiento económico, por tanto, la prosperidad debe verse reflejada en la familia hondureña y no nada más en las cifras macroeconómicas del país.
Las acciones coercitivas hacia la empresa privada, la economía informal, sus empleados y clientes, fueron detenidas estratégicamente para causar una mejora de imagen que le permitiese al Presidente Hernández anunciar públicamente su deseo de ser nuevamente el candidato de su partido y acceder “democráticamente” a otro período de gobierno, buscando desafortunadamente la ilegal reelección.
Nuestra propuesta de valor es la de un gobierno ágil y amigable con todos los sectores. La empresa privada necesita que el gobierno sea su socio estratégico para trabajar promoviendo el crecimiento económico y desarrollando fuentes de empleo, pero no un empleo de mera subsistencia sino uno que le permita a cada hondureño proveer dignamente a su familia.
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