Las mismas caras ¡con más arrugas!
Por Boris Zelaya Rubí
“Triste cosa es ver a un hombre perseverando en una labor para la cual carece de aptitud. Pero insistir ciegamente en una tarea imposible; querer conquistar las cumbres con el frívolo impulso de una vanidad pueril… es algo monstruoso y lamentable, que indignaría si no inspirara piedad. La patria es el vasto sueño de los varones inmortales que imprimen su grandeza en los actos más luminosos. Luchar, morir por ella, es lo más alto a que puede aspirar el mejor de los ciudadanos”.
Se han inscrito los movimientos en el Tribunal Supremo Electoral con los nombres de ciudadanos que pretenden lograr un cargo de elección popular, por supuesto por la voluntad de los ciudadanos que ejercerán el sufragio para darles el triunfo. Desafortunadamente para nuestro maltrecho país por las ambiciones económicas de algunos políticos, los dirigentes como les dicen a los integrantes de las cúpulas, son los encargados de enrolar a los más “populares” de todas maneras ellos mismos se encargarán de “arreglar” los resultados en la oscuridad de alguna bodega simulando un escrutinio limpio y transparente, con la ayuda de los eternos activistas que no dan un paso sin el pago correspondiente. Así que no habrán sorpresas, ¡serán las mismas caras pero con más arrugas! Y tal vez, con mucha suerte uno que otro artista o deportista que utilicen de “relleno” pero con un dudoso futuro triunfal en las elecciones generales.
Seguirán figurando en la fiesta política, muchos que según los adversarios, ofrecen reducir la corrupción y mejorar la calidad de las instituciones gubernamentales, los que según analistas, se verían mejor con el overol anaranjado por su conducta dudosa. La única gracia que tendrán algunos, es un brazo desarrollado más que el otro por levantarlo constantemente aprobando leyes que ni siquiera entienden, y otros cuya única campaña realizada es viajar constantemente hacia el moribundo aeropuerto de Toncontín, sin intención de viajar, pero sí, de ser entrevistados para salir en televisión, con la megalomanía y estupidez que los caracteriza, jurando “defender a los pobres contra las injusticias”. Algunos más audaces y con más habilidad para mentir, perdón, para expresarse en público, tratan de llamar la atención de los periodistas que se encuentran en la parte de atrás del salón de sesiones del Congreso de la República, para ser entrevistados, evitando hacer campaña o salir a buscar votos a municipios, aldeas y caseríos, abrazando jucos, besando niños caretos y estrechando manos, que como decía despectivamente un zarco amigo, a un patacho de indios que no se bañan.
La mala selección de candidatos para las elecciones generales, con el ojo vigilante de los “magníficos” integrantes de la MACCIH, puede jugarles una pasada inesperada, como sucedió en la mejor y ejemplar democracia del mundo con el triunfo del novel político Donald Trump. Por lo menos ya no hay peligro en que los futuros diputados activen pensando en sus curules y no en el presidente, como las traiciones que le hicieron a doña Nora de Melgar y al abogado Oswaldo Ramos Soto. Puede resultar que ni con todo el oro del mundo, la gente vote por candidatos impopulares de cualquier institución política. En nuestro partido político no dudamos de la capacidad y habilidad del actual gobernante, pero a veces los “queda bien”, solo alaban y no señalan errores ¡esos son los peligrosos! “Huye -como de la peste- del elogio de los mediocres y la lealtad de los tontos”. Nos preguntamos ¿quiénes hicieron la selección de diputados en los movimientos que apoyan a Juan Orlando?
Sería interesante publicar cuántas fueron sus mociones para crear leyes en beneficio del pueblo, podríamos llevarnos una gran sorpresa y se expondría a aquellos que solo llegaron a “calentar la banca” y pasar sin pena ni gloria, tomando la decisión para no volver a votar por ellos en caso que deseen enquistarse ¡para hacer nada!
¡Qué bien! La Fundación Konrad Adenauer y el Congreso Nacional, impartirán charlas sobre Derecho Constitucional y Parlamentario, participará el abogado Antonio Rivera Callejas (Chocoyos), ojalá que les enseñe cómo permanecer siendo diputados, hasta que la parca se los lleve. Por supuesto, sirviéndole al pueblo.
De rodillas solo para orar a Dios.
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