Usuarios calladitos, ¿se ven más bonitos?
Usuarios calladitos, ¿se ven más bonitos?
10:18PM Por: Darwin Ponce
Las sorpresas que nos asustan o nos abochornan nunca los humanos las vamos a tomar de buena manera. Es parte de nuestra naturaleza. Hasta el Rey David le pedía a Dios que lo apartara de las malas noticias, según se lee en el Salmo 112. Cuando una noticia nos trae incertidumbre y nos coloca en territorio desconocido no podemos, por nuestra humana constitución, quedarnos callados o estupefactos. Sería contranatura. En ese momento lo que necesitamos es una noticia o información de igual o mayor calibre que la que produjo la incertidumbre actual.
Estamos sorprendidos como cuando se sorprende una persona que es diagnosticada con una enfermedad incurable. Las enfermedades generalmente comienzan con síntomas aislados que luego se van sumando hasta que podemos calificar por nombre a la afección. No nos digan que el cierre de un Banco es un caso aislado. Es un síntoma. Algo está pasando en el organismo de Honduras. Si la CNBS hubiera tomado las acciones pertinentes (como las que sugiere el Grupo de Acción Financiera Internacional GAFI y que estuvo en el país el pasado junio) antes que el gobierno de los Estados Unidos, demostrando eficiencia, una buena acción de vigilancia, control y medidas de protección a los usuarios, entonces en este momento esta institución gubernamental no estuviera en entredicho por el público en general ni rodeada de militares.
Pero la sugerencia del Estado es similar a aquella que recuerdo de niño: “Mirá: si le decís a mi mamá lo que te hice, me las vas a pagar… te voy a patear y nunca más te vuelvo a hablar…”, así le dice el hermano o hermana mayor al hermanito que llora por la mala broma o el golpe que éste recibió y ahora se tiene que aguantar por el temor que le tiene a aquél ya sea por su poder, por su tamaño o su edad. Este cuadro, que nos es muy familiar, puede servirnos como analogía de lo que podría estar sucediendo en nuestra sociedad y que es el drama actual de decenas de miles de familias hondureñas.
Sugerencias veladas a los medios sobre no reportear sobre lo que sucede o amenazas disfrazadas de comunicados o llamar desinformación a las historias y dramas reales que los usuarios sufren ante una sorpresota de este calibre, en el caso que se dieran o se estuvieran dando, pondrían en precario la libertad de expresión y el derecho que tenemos los usuarios de saber la verdad que por años ha estado protegida como “secreto bancario” o “poner en precario el sistema financiero” cuando lo que queremos saber es si nuestro colchón es más confiable que un bien decorado amasijo de concreto y acero. Además, los fondos del público son más sagrados que el nombre de una institución, sea esta pública o privada.
Como usuarios de los servicios financieros nos estamos preguntando a partir de este “caso aislado”: ¿Qué garantías reales y documentadas tenemos los usuarios de servicios financieros aparte del Fosede? ¿Cómo podemos estar seguros que las instituciones bancarias son más sólidas que su publicidad? ¿Qué acciones específicas van a tomar para fortalecer la transparencia bancaria y hacerla accesible al público? ¿Por qué los usuarios de servicios financieros somos clasificados en una Central de Riesgos y los usuarios no podemos clasificar a los bancos como riesgosos para depositar dinero? ¿Por qué el Fosede solo asegura un limitado monto de los depósitos y no todos los depósitos? ¿Qué va a suceder si se repite este “caso aislado”? ¿Cómo el presidente Hernández puede decir que el sistema financiero “está blindado” hoy, pero no antes? ¿Qué es diferente ahora? Estas son solo algunas preguntas que los usuarios de servicios financieros hacemos.
¿Tenemos que callar lo que está sucediendo? No lo creo. Hay gente llorando. Hay gente gritando. Hay gente sufriendo. No son unos pocos. ¡Hablamos de más de 200,000 personas! Habrá que ver cómo se desarrolla la entrega de los depósitos. Habrá que ver si nuevos dramas surgen. Pero la situación de fondo debe ser tratada de manera seria, responsable y transparente. No nos conformamos con afirmaciones institucionalets. Queremos que se revise a fondo el trabajo de la CNBS en los últimos años.
Para algunos intereses, los usuarios calladitos somos más bonitos. Pero les aseguro que cuando al público se nos toca el bolsillo, nos ponemos bien feos.
Comentarios
Publicar un comentario