¿Por qué los menores caen, en el crimen y extorsión?

¿Por qué los menores caen, en el crimen y extorsión?


Mario E. Fumero
Existen muchos factores para que tengamos tantos menores en la delincuencia, y mientras no contrarrestemos los factores, seguiremos produciendo menores delincuentes, porque todo efecto (delincuencia) tiene siempre una causa (factores de riesgo) y eso es lo que quiero analizar, pues llevo 50 años trabajando con jóvenes y adolescentes con problemas de conducta.
Específicamente en Honduras existe una serie de circunstancias que en los últimos 20 años han colocado a los menores en los factores de riesgo para delinquir. Actualmente el 40% de los detenidos por extorsión, sicariato y drogas son menores de 18 años, y un 35% de los muertos son menores.
En los últimos 20 años la situación sociológica de la familia hondureña ha cambiado. Lo primero está en la proliferación de los hijos de madres solteras (paternidad irresponsable) acompañado de la migración o  la separación o divorcio de la pareja.
Aproximadamente 2 de cada tres matrimonios han creado “hogares disfuncionales” y esto es un factor de riesgo para la salud emocional del menor. Unido a este fenómeno, está la creación y aprobación de un código de la niñez y la familia que ha desarmado a los padres en el ejercicio de la autoridad familiar copiando estereotipos de países industrializados, acompañado del excesivo énfasis a los derechos del niño sin establecer primero los deberes, a través de los cuales se adquieren los derechos.
Subyacentemente a los problemas anteriores, existen otros colaterales que influyen en la conducta del niño, como es la excesiva exposición a los programas violentos, el incremento de bullying o violencia escolar, y los abusos sexuales, así como la violencia verbal o física de los padres o tutores más allá de lo que debe ser una disciplina física correctiva. Acompañado a esto, la sociedad ha perdido valores globales. La corrupción ha devorado la integridad y la impunidad ha destruido el temor. Con tales realidades es de esperar que se incremente la proliferación de menores que consuman drogas y estén predispuestos a la violencia y al sicariato.
Se ha tratado de usar la pobreza como justificativo para la delincuencia juvenil, pero esto es falso, porque como dijo Jesucristo “a los pobres siempre los tendremos” (Marcos 14:13) y la pobreza no crea delincuentes, porque cuando llegué a Honduras en el 1963 y viajé al interior, los niños en los campos iban a la escuela sin zapatos, eran muy pobres, pero había mucho respeto y seguridad. Sin embargo la familia estaba bien unida y el niño al salir de la escuela iba a ayudar a su padre a la milpa. No había luz, ni televisor, solo los radios de batería que hacían una función de teléfono, avisando cuando llegarían los médicos o los misioneros.
Ese estilo de familia se ha perdido. El afán por el bienestar y materialismo ha dejado muchas veces a los hijos a la intemperie, pues los padres se abocan más a darle cosas que tiempo. Por otro lado la televisión con las señales de cable ha invadido junto al internet el tiempo de nuestros hijos, y aunque estamos juntos, apenas nos conocemos y hablamos. Esto ocurre en los hogares supuestamente integrados que serían el 30% de las familias, según estadísticas nuestras.
Pero ¿qué sería un hogar funcional? Lo analizaremos en un próximo escrito.

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