El mono y la enigmàtica ciudad
El mono y la enigmàtica ciudad
Editorial La Tribuna
Editorial La Tribuna
LA influyente cadena televisiva, National Geographic, estrenó su esperado documental mostrando el descubrimiento de la mítica Ciudad Blanca, o La Ciudad Perdida del “dios Mono”, encontrada en la tupida selva de La Mosquitia hondureña. También, en su edición escrita, la revista de octubre muestra una sucesión de láminas destacando la historia, el hallazgo y los más recientes avances. Hasta ahora, todo lo dicho sobre la ciudad donde habitó esa antigua comunidad se mantenía enzarzado en la especulación y los relatos fantásticos de la leyenda. El documental con duración de unos 45 minutos, revela los detalles de la investigación del cineasta y productor estadounidense Steve Elkins, quien dijo sentirse intrigado por la tradición oral de los Pech y Tawahkas. Historias intercambiadas por varias generaciones de estas etnias, sobre una enigmática ciudad. Había leído artículos del periodista Theodore Morde, dando fe de parecidas revelaciones.
Relata que hay registros del piloto Charles Lindbergh, quien habló de haber visto una ciudad blanca mientras volaba El Espíritu de Saint Louis sobre el este de Honduras. La leyenda narra que allí habitaron extrañas personas de una civilización extinta. Los cuentos sobre una ciudad en medio de la jungla, gobernada por un “dios” mono. “Creí que esto sería maravilloso –explicó Elkins– Honduras es un lugar fascinante y económico, además no está muy lejos de Estados Unidos y lo hicimos”. Dispuesto a la aventura, organizó una expedición guiada por indígenas locales que le sirvieron como guías para penetrar y no perderse en la espesa frondosidad de la maleza y de los bosques. Después de andar mucho, explorando la zona tropical, a pie y a bordo de canoas, tuvo que desistir cuando los recursos se terminaron. Pero no se acabó el afán de dar con aquella misteriosa ciudad y, unos años después, regresó con tecnología. Los medios y los aparatos que le permitiera, en forma científica, reconocer el terreno y escudriñarlo de manera más profunda. Explicó que hizo uso de “una avioneta con un equipo de rayos infrarrojos, que le permitió analizar desde arriba si existían vestigios del secreto escondido. La máquina registró unas piedras rectangulares supuestamente hechas por manos humanas.
Aquello ya era evidencia preliminar para solicitar del gobierno hondureño la autorización de realizar excavaciones. Concluyeron, de las evidencias adquiridas, que lo encontrado era muestra de una civilización que allí había habitado que nada tiene que ver con los mayas. La prestigiosa publicación revela lo que hasta ahora han obtenido; las piedras, los promontorios arqueológicos y las imágenes inéditas del lugar. Un encantador paisaje a lo largo de la rica reserva situada en la biósfera del río Plátano. “National Geographic, detalla que un equipo rastreó y mapeó extensas plazas, rastros de tierras, montículos y una pirámide de barro perteneciente a una cultura próspera de hace mil años y que luego desapareció”. “Esculturas de piedra que quedaron como evidencia de lo que allí floreció, antes que fueran abandonadas”. En buen momento viene este documental. Para que el mundo se fije en el país, por otra cosa que no sean los escándalos. Atraídos, los potenciales turistas extranjeros –y por supuesto los nacionales que ansían esos larguísimos feriados– por la alegoría de La Ciudad Perdida y la efigie del “dios Mono”.
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