Los marcianos y el cha cha cha

Los marcianos y el cha cha cha
Editorial La Tribuna


EN TEMPORADA DE LLUVIAS

UNA reciente caricatura publicada en LA TRIBUNA –con ese buen humor imprescindible al hondureño para disimular sus penas– refleja las aflicciones de tanta gente por los efectos de este aborrecible cambio climático. Campesinos a los que la sequía ha dejado sus milpas tostadas por el inclemente sol y agricultores que han perdido sus cosechas. Todos ellos que ahora deben lidiar con su pérdida, ver cómo alimentan a sus familias y enjaranarse otra vez con bancos y prestamistas. Para pagar sus deudas, invertir en la próxima siembra y, mientras no haya implementación de métodos tecnológicos a la agricultura, no perder la fe en la piedad de San Isidro Labrador pese a que, en los últimos años, cuando no es que manda lluvia a torrentes inundando los campos y las ciudades, no la manda del todo. Parecido calvario el de los capitalinos. Los torrenciales aguaceros destrozan los mercados y el resto de su vulnerable infraestructura, mientras debe soportar –tanto en los barrios de los acabados como en las colonias de los más acomodados– los groseros racionamientos de agua durante todo el año.
Pues bien, la caricatura a la que hacemos alusión, muestra a una ama de casa, con su marimba de niños y el chucho de la casa, preguntando a su marido: ¿Dónde vamos a conseguir agua? Y este le responde “aquí, mostrándole la portada de un periódico –sin duda alguna de LA TRIBUNA— con un gran titular que lee: “Agua en el planeta Marte”. El dibujo se refiere al reciente descubrimiento de la NASA informando que “hay pruebas más sólidas” de la existencia de agua líquida en el planeta Marte. “Hay “evidencia espectral” –lee el cable internacional– de que las líneas de cuatro lugares diferentes de la superficie del planeta, confirman la hipótesis de que se debe a la actividad actual de agua salobre”. Y si hay agua, hay pie para especular que también podrá haber vida. Con tal que desde allá no comiencen esas masivas migraciones hacia la Tierra, porque aquí no caben más almas.
Si los marcianos van a venir –no de refugiados a la Tierra– sino a resolver los problemas que tenemos, perfecto. Pueden empezar aquí en Honduras, donde muchos prefieren a los extranjeros que a los nacionales, porque hay más confianza en los de afuera; se admira su idoneidad, su inteligencia, su genio y su intelecto mientras se duda y hasta se desprecia el talento y la capacidad de los nacionales. ¿Cómo no aprovechar estos hallazgos recientes de la NASA? Habría que adelantarse a solicitar la presencia de los marcianos antes que se los lleven a otra parte del planeta. Aquí como la autoestima anda por el piso, la fe en el futuro del país bastante diezmada, y las cosas están tan arruinadas, los necesitamos más. Habría que introducir al Congreso la iniciativa de un plebiscito para que se apuren haciendo la solicitud a las esferas internacionales competentes. Antes que otros vivos quieran adelantarse. Y quizás se ponga de moda aquella tonada del recuerdo que escuchamos cuando antes se hablaba con fantasiosa expectativa de extraterrestres y de platillos voladores: “Los marcianos llegaron ya… y llegaron bailando chachachá”.

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