Dinero mal habido

Dinero mal habido


Por Jonathan Roussel
Lo ocurrido en los últimos días en el mundo financiero nos lleva a pensar: hemos estado en peligro de convertirnos en un narco estado.
Por estar en permanente oposición, no nos dimos cuenta de lo que se venía encima hasta que la realidad nos despertó. Se acusaba en los Estados Unidos a un conocido grupo hondureño de lavar dinero del narcotráfico regional.
Y el mundillo nacional se dividió. Unos en contra como es natural y otros a favor.
Los que están en contra creen que la admiración que generó la evidente riqueza de ese grupo, sirvió para incrementar las posibilidades de actividades obscuras. Las posibilidades de acceder a empleos y favores fueron parte de la fachada que cubrió la realidad. Contribuciones económicas a diversas actividades sumaron más simpatías y la fama de trabajador incansable, real o inventada, sirvió para crear un personaje a emular.
Podría creerse que la creación de medios fue para elogiar y presionar según fuera la necesidad. También desde la posición de “saberlo todo” las conferencias y opiniones frecuentes aumentaron la influencia. Como producto marginal se dio un alto grado de impunidad.
Muchos mencionaban esa realidad que había transformado el grupo en poderoso. Estaba lejos de leyes y reglamentos.
Parientes, empleados y mandaderos imitaron la conducta del jefe y se convirtieron en personajes temibles y altaneros.
Las autoridades del ramo conocían algunos detalles de la actividad irregular pero no se podía hacer mucho por lagunas legales y manifiesto desprecio y continua desobediencia. Órdenes para modificar la conducta irregular fueron emitidas y multas importantes se impusieron pero la fuerza estuvo encima de la legalidad.
La noche del recién pasado 6 de octubre vino la gran sorpresa. Había sido capturado en USA un miembro del clan familiar y al día siguiente cuando el detenido fue llevado al juez en la acusación fueron mencionados como responsables los dos principales miembros del grupo.
Y como el dinero mal habido se acaba pronto, en un instante todo se desmoronó.

El banco quedó fuera de ley al serle congeladas las reservas en dólares y arrastró todo.
Y aparecieron los de siempre. Los que están a favor de los que están en contra y en contra de los que están a favor.
Tampoco se quedaron callados los que culpan de todo al gobierno y a los Estados Unidos.
Y también sin dar la cara algunos socios del clan andan con el cuento: pobrecitos trabajadores que se quedarán sin ingreso y del “impacto dañino” para la economía que ha originado el cierre cuando lo que pretenden es quedarse con los restos a bajísimo precio y de repente subsidiados. Parece que ignoran la realidad.
Nadie sabe la completa verdad ni lo que puede pasar, pero hay dos posibilidades: condena para el que está detenido y alguna extradición para los que están aquí o sentencia absolutoria. Sabrá Dios. Pero los negocios están liquidados. Y que la lección sirva a todos.

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