La hipocresìa blanca
La hipocresìa blanca
Julio Escoto
Julio Escoto
Las semanas previas he escrito cosas demasiado serias, temas para pensar, por lo que merezco cierto descanso. Así que hoy, un poco ocioso, abriré cualquier página del libro más cercano y copiaré lo que dice. Es uno que me prestara Ramón Alcina, titulado “Cerocerocero”, de Roberto Saviano (periodista condenado a muerte por revelar intimidades de las mafias italianas) y cuyo subtítulo reza: “Cómo la cocaína gobierna al mundo” (Anagrama, 2013).
“En Febrero 2012 la jefa de la sección de Blanqueo de Dinero del Departamento de Justicia estadounidense, Jennifer Shasky, expresó al Congreso: ‘Los bancos de EUA se utilizan para acoger grandes cantidades de capitales ilícitos ocultos en los billones de dólares que se transfieren cada día de banco a banco’. Los centros de poder financiero mundial se mantienen a flote con el dinero de la coca”.
Según estudios realizados por la ONU, el volumen de transacciones que mueve al año el narcotráfico mundial asciende a la escalofriante suma de 600 mil millones de dólares (US$. 600 000 000 000), de los que, tras operaciones ocultas, 300 mil se quedan en bancos gringos… Lo que hace pensar si el reciente anatema contra un banco hondureño no es sino la delimitación de la geografía autorizada para el delito: si quien blanquea es norteamericano pasa poco; pero si un cholo atrevido intenta lo mismo se le lleva a destrucción, con la complicidad de autoridades locales, desde luego.
Prosigue Saviano: En abril 2006 un DC-9 aterriza en Ciudad del Carmen, Campeche, “donde lo esperan soldados mexicanos que concluyen descubriendo en su interior 128 maletas negras de cocaína por un total de 5.5 toneladas, con valor de casi cien millones de dólares”. Los investigadores prueban que ese y otros seis aviones narcos fueron adquiridos con dinero que Wachovia, banco estadounidense, “washea” desde casas de cambio y remesas del Cartel de Sinaloa, y que a pesar de haber suscrito un compromiso de anti-blanqueo el Wachovia ha enjabonado y percudido en seis años el insólito monto de ¡378 499 millones de dólares!
Ojo, lector, no 378 millones sino 378 mil millones…
Tras múltiples vueltas abogadiles “las autoridades norteamericanas conceden al Wachovia una ‘deferred prosecution’, es decir una imputación diferida por cierto período en que se pone al banco a prueba: si se atiene a la ley durante un año y cumple las obligaciones previstas en el acuerdo legal, se retirarán las acusaciones”. En Marzo 2011 el Wachovia queda de nuevo limpio y en orden. “Paga al Estado 110 millones de dólares en concepto de confiscación por haber permitido, violando la norma antiblanqueo, transacciones vinculadas al tráfico de drogas, más una multa de 50 millones de dólares. Cifra enorme pero ridícula si se compara con las ganancias del Wachovia, que en 2009 rondaron los 12,300 millones de dólares (atento, lector, no doce millones sino doce mil millones). Estregar dinero sale a cuenta. Ningún empleado o ejecutivo ha tenido que ver una cárcel por dentro ni un solo día. Ningún culpable, ningún responsable. Sólo un escándalo que pronto cae en el olvido”.
El puntillazo lo da el director de ONU para Droga y Delito, quien asevera: “He comprobado que las rentas de las organizaciones criminales fueron el único capital de inversión líquida del que han dispuesto ciertos bancos para evitar la quiebra”.
Según The Economist hubo otras multas: la del Long Star National Bank, texano, multi millonaria; al HSBC le cayó un castigo de US$. 1900 millones; de 1780 al alemán Commerz Bank; 237 millones al Standard Chartered. Se calcula que Wells Fargo, Bank of America, Citi Bank, American Express y Western Union, lavan de 35 a 40 mil millones ¡al mes!
Hipócrita lógica de la conducta norteamericana, típica del double-talk, que ladinamente discrimina: “Este banco es demasiado grande para caer. Aplasten otro”.
¿Qué tal un latinoamericano?, han
de decir.
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