Dos amenazas en carreteras

Dos amenazas en carreteras

Por: Mario E. Fumero
Existen dos amenazas en las carreteras hondureñas y las cuales tristemente han costado ya muchas vidas, y según parece, poco o nada se hace para remediar ambos peligros.

Una de las amenazas más grande que tenemos son las rastras y vehículos pesados que circulan por las carreteras nacionales a alta velocidad, sin respetar las señales, y muchas veces con conductores que van agotados, apurados o ingeridos de bebidas alcohólicas. En cierta ocasión le propuse a la Dirección Nacional de Tránsito que buscara la forma de establecer una ley para que los camiones tuvieran un “tacómetro” (aparato que registra la velocidad de circulación de las rastras en carreteras) para que se pudieran revisar oportunamente las mismas y evitar la circulación a velocidades que son ilegales.

En muchos países las leyes de tránsito regulan la circulación de rastras y transporte, limitando su velocidad en carretera a un máximo de 90 ó 100 Km/h. El problema de las rastras y vehículos pesados, además de circular a alta velocidad y cargados, es que sus choferes conducen en forma temeraria, sin pensar que los carros pequeños quedan a expensas de sus maniobras peligrosas. La mayoría de los accidentes de tránsito que dejan pérdidas de vidas están vinculados al transporte pesado, el cual tristemente deja muchos muertos debido a la imprudencia de los conductores, y tristemente, son pocas las medidas que se toman para frenar tales amenazas.

La Dirección Nacional de Tránsito debería tener en las carreteras vehículos camuflados para detectar a los conductores imprudentes, y actuar de forma rotunda aplicando las leyes vigentes, porque el problema no es tener leyes, si no hacerlas cumplir, principalmente en las carreteras, en donde tristemente poco se hace al respecto.

La otra gran amenaza que existe en las carreteras es la forma en que las moto-taxis han invadido las mismas, poniendo en peligro las vidas de los que en ella se transportan. El crecimiento de este sistema de locomoción de tres ruedas ha facilitado el movimiento de las personas en comunidades apartadas, pero lentamente estamos viendo cómo las moto-taxis ya han invadido las carreteras principales, y las autoridades de Tránsito no han podido hacer nada para frenar los riesgos que las mismas representan cuando circulan en zonas de alta velocidad.

Puedo citar el ejemplo de la ruta que va desde la posta de Tránsito, situada en la salida para Olancho a Río Abajo. Esta zona está invadida por moto-taxis que circulan en medio de la carretera, y presentan una amenaza para los que conducen, y lo peor del caso, es que todo esto ocurre ante la vista y paciencia de las autoridades de Tránsito, situadas en la posta que se encuentra en dicha zona.

En la medida que no se tomen pautas para frenar un transporte que no es elegible para carretera, se está creando las condiciones para un caos vehicular que pone en riesgo la vida de muchas personas, y tristemente las autoridades no han puesto regulaciones ni control sobre el alto crecimiento de este tipo de transporte de tres ruedas que en un principio funcionaría dentro de ciertos sectores, pero que hoy lo invaden todo, rompiendo las normas de tránsito e incluso conducido por menores de edad sin licencia.

En la medida en que se descuiden las políticas de control sobre la circulación de vehículos, que ofrecen riesgo a la seguridad vial, estaremos viendo tragedias terribles, como la que recientemente causó la muerte de más de 24 personas que se conducían en un autobús, el cual fue embestido por una rastra. Yo mismo he visto cómo moto-taxis, de forma imprudente, me han hecho maniobrar para evitar una tragedia en carretera abierta, y he visto cómo rastras me han rebasado en curva a toda velocidad, dejándome asombrado por la forma temeraria en que era conducida.

El Estado está luchando contra el crimen organizado, pero también debe luchar contra el crimen institucionalizado a través de vehículos que ofrecen un peligro a los que circulamos tranquilamente. Pero la pregunta que me hago es ¿quién podrá poner orden dentro del sistema de tránsito nacional cuando él mismo se ha convertido en un mal endémico? ¿Tendrán que haber muchos más muertos para que se tomen medidas drásticas para controlar la forma abusiva en que circulan las rastras, y el peligro que ofrecen las moto-taxis en las carreteras? Esperamos una respuesta.

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