Campañas políticas y compra de votos

Campañas políticas y compra de votos

Por: Boris Zelaya Rubí
“No vendas tu voto, es una cuestión moral; cuando se llega a un puesto de elección por medio de corrupción, la corrupción va a estar ahí”.

Consideramos correcta la sugerencia de un analista político, en el sentido de acortar el período permitido para campañas políticas antes de las elecciones generales. De todas maneras la modalidad de muchos candidatos a cargos de elección ha sido la compra del voto, para eso solamente necesitan dinero. Los mensajes y promesas mentirosas salen sobrando, ni su presencia es necesaria.

Los politiqueros seguirán aprovechándose de la ignorancia y pobreza endémica de millones de ciudadanos, para que ejerzan el sufragio, aparentando que nuestros gobiernos son electos por el pueblo. Sería un paso gigantesco para nuestra democracia, enseñarles a los jóvenes que ejercerán el sufragio por primera vez, cómo analizar la trayectoria política y profesional de los pretendientes a cargos de elección, claro que eso pondría en peligro a aquellos perfectos desconocidos que salieron del sobaco del candidato, por parentesco o contribuciones generosas al partido político que los enlistó.

El analista sugirió que las campañas inicien sesenta días antes de las elecciones generales, aunque tal recomendación vaya en perjuicio de las expectativas económicas de algunos medios informativos y comunicadores, ellos son los que más dinero perciben para promover y ensalzar, aún sin méritos, a cualquier perico de los palotes, que jura y perjura que su intención es servirle al pueblo. Estaremos de acuerdo si por medio de la cooperación de algún organismo internacional, se enseña al pueblo sobre todo a los analfabetos, la forma en que deben seleccionar sus candidatos, aunque no sea del partido político de su predilección, a base de reflexionar sobre los ofrecimientos más convenientes para el pueblo, y comprender que la comida de un día (vendiendo el voto), les puede traer hambre por muchos años, con un gobierno corrupto.

La compra del voto es ilegal, viola la libertad del sufragio, la seducción de políticos inescrupulosos se ha hecho costumbre, ocasionando que los partidos o mejor dicho los aspirantes se “rebusquen” los fondos de cualquier lado y hagan compromisos, que por lo general consisten, en caso de salir triunfantes, de permitir negocios oscuros.

Unos amigos “analistas de cafetín”, nos señalaban que los políticos en períodos preelectorales, acostumbran llevar a las comunidades las famosas brigadas médicas, peluqueros y estilistas, prestando el servicio gratuito con el único propósito de captar prosélitos ¿será también una forma de comprar los votos? Nosotros siendo positivos creemos que es una muestra del deseo de servirle al pueblo, aunque la vox populi dice, que ojalá estuviéramos permanentemente en campañas políticas, ya que después de las elecciones no volveremos a ver a los sonrientes y abrazadores candidatos.

La predilección de los hondureños es entretenerse con las noticias del fútbol y la política, y se ven atraídos por los escándalos (crímenes o corrupción) aunque sean “chismes de camino real”. Algunos políticos basados en esas preferencias del pueblo, hasta inventan que los quieren matar, para generar lástima y mantenerse en vigencia, para ellos la publicidad buena o mala es publicidad. Total que el que no quiere movilizarse a los municipios y aldeas, tiene que convertirse en asiduo invitado a foros televisivos y radiales, siempre será oneroso y tendrá que recurrir a los amigos para que lo financien, aunque después por cualquier redada internacional de los generosos cooperadores, digan que nunca se imaginaron que el origen del dinero fuera de actos reñidos con la ley.

La interrogante es ¿Se acorta el período de campañas o se deja como está? ¿Quién pierde? Como dicen los líderes y activistas de las comunidades, mejor que los aspirantes “se proyecten” llevando los espejitos y cuentas de colores por seis meses aunque desaparezcan después. ¡Del lobo un pelo!

La ventaja para el pueblo de un mandatario en plan de reelección, es que tendrá que multiplicar sus buenas obras, para ganarse de nuevo la simpatía y resultar electo para otro período de gobierno.

De rodillas solo para orar a Dios.

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