COLITAS, HUEVOS Y FUSILES

editorial la tribuna

LA sentencia de la sala de magistrados obedientes disolviendo la Asamblea Nacional venezolana llevaba cola. La reacción inmediata de la opinión pública –sumada a la presión internacional– obligó a Nicolás a recular, ordenando a sus tropas emprender la retirada. Pero no del todo. La otra parte de la sentencia le otorgaba amplios poderes para disponer los bienes estratégicos del país. Algo que los diputados de oposición no habrían permitido. Así que allí –y no tanto en la obsesión de la autocracia de amasar más poder del que ya dispone– podría encontrarse la tentación de ir un pasito más allá y disolver la Asamblea. Esa parte de la sentencia quedó intacta, ya que el escándalo se enfocó en el golpe, pero no en algunas de las razones escondidas de la descabellada decisión. Por ello siempre es aconsejable escarbar más adentro. A veces no es el bulto sino la cola lo que tapa las reales intenciones.

El gobierno venezolano, ahogado en una asfixiante crisis económica y financiera ocupa oxígeno de algún lado. China ya no le presta. El recorte de suministro de crudo dispuesto por el odioso cartel de la OPEP no ha logrado elevar los precios a un nivel de salvamento. El gobierno de Nicolás en las próximas semanas debe honrar pagos de $2,900 millones por bonos de PDVSA. Corto de liquidez, porque ya echó mano de los lingotes de oro que tenía en reservas, necesita efectivo urgentemente para no caer en una mora que precipite la insolvencia. Esa era la colita de la sentencia de la Corte. “La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ofreció a la petrolera rusa Rosneft una participación en la empresa mixta Petropiar”. PDVSA le propuso a Rosneft tomar el 10 por ciento de la empresa mixta compuesta por un campo de crudo extra pesado y un mejorado con capacidad de 210,000 barriles por día (bpd), y donde la venezolana tiene una participación del 70 por ciento mientras que el resto corresponde a la estadounidense Chevron”. “La oferta fue hecha como parte de un paquete más grande propuesto a Rosneft, con el que PDVSA busca recaudar dinero para pagar deudas con proveedores y vencimientos de deuda”. “El acuerdo podría dejar a Chevron, con sede en California, trabajando junto a la estatal Rosneft, que ha sido afectada por las sanciones estadounidenses contra Rusia”. Desde el golpe, las protestas en aquel país –que ya cobran por lo menos 6 muertos– se han convertido en batallas campales entre las fuerzas represivas y los manifestantes. En un desfile de bienvenida a su retorno del viaje a Cuba donde estuvo reunido con el Consejo Político de la Alianza Bolivariana de los Pueblos (Alba), recibió un aluvión de huevos y “otros objetos contundentes” que obligaron a su seguridad subirse al vehículo descapotado en que se conducía para protegerlo.

La transmisión oficial del acto –donde el locutor narraba que Nicolás se conducía contento rodeado de su pueblo– fue interrumpida intempestivamente. En los videos subidos a las redes sociales se observa cuando esquiva la lluvia de artefactos mientras le gritan “maldito y otros improperios”. Pero no es con huevazos que van a sacudirse a Nicolás. El ejército está totalmente acomodado. Y si eso no fuera suficiente, acaba de expandir las milicias civiles a 500 mil militantes, garantizando que cada uno de estos fieles milicianos tendrá un fusil en la mano. La meta, sin embargo, es llegar a un millón de “milicianos y milicianas organizados, entrenados y armados. Listos para cuando la oposición salga a las calles a exigir elecciones. Pero nadie presuma que no sea para otra cosa que “para defender la paz, la soberanía y la independencia de la patria”.