Medicinas enterradas e impunidad

Medicinas enterradas e impunidad
Editorial El Heraldo
Si ya de por sí el hecho de que se estuvieran enterrando medicinas que ni siquiera estaban vencidas en la oficina Departamental de Salud de El Paraíso ya resulta perturbador, en un país donde los hospitales y centros de salud sufren una crisis permanente de falta de medicamentos, la impunidad de quienes dan las órdenes resulta aún peor.
Y es que, además de la angustia que sufren los pacientes de los hospitales públicos, que deben comprar las medicinas e insumos que necesitan, como sigue ocurriendo también en el Instituto Hondureño de Seguridad Social, también estamos en un país y en una subregión donde la población ha dado reiteradas muestras de indignación por la corrupción y la impunidad en la administración pública.
Después de que EL HERALDO destapó el entierro irregular de medicinas en Danlí, dizque se realizó una investigación, pero como ocurre siempre las acciones punitivas se ensañaron contra los autores materiales, con quienes solo cumplían órdenes y no contra quienes las impartieron.
Ni siquiera las protestas de los trabajadores del sector llevaron a tomar medidas en contra de Sonia Cruz, directora de la Región Sanitaria Número 7, quien reconoció que ella ordenó el entierro de los medicamentos, pese a que cuando explotó el escándalo, le aseguró a EL HERALDO que no tenía conocimiento de lo ocurrido.
De tal manera, en la Secretaría de Salud siguen amontonándose casos irregulares y sospechosos que van desde los grandes “negocios” de quienes tienen el poder para comprar medicinas, insumos o servicios, mejor si antes se declara situación de emergencia hasta aquellos que han creado una gruesa coraza protectora para los corruptos; con el agravante de que en este caso no se trata de medicinas vencidas, de pastillas de harina o compradas a sobreprecios ¿O sí? Sino de medicamentos que desaparecieron de los anaqueles oficiales por razones aún desconocidas y que debieran investigarse hasta esclarecerse plenamente.
Todo parece indicar que se busca, una vez más, proteger a aquellos que dieron la orden irregular.
Queremos que al menos en este caso, puesto al descubierto por EL HERALDO, se llegue hasta el final “caiga quien caiga”. Se trata de que sean sancionados los que dieron las órdenes, no solo quienes las ejecutaron, pero más importante aún, que se descubran las razones, qué es lo que trataban de ocultar con el entierro de medicinas en buen estado.

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