Dineros

Dineros

Abogado

Sin que nos demos cuenta, estamos presionados. Frente a los tomadores de decisiones, nuestros representantes y por nosotros mismos. Pero pareciera que no logramos ejercer la misma presión sobre ellos. Nada les saca carrera. Carecen del sentido de urgencia y de responsabilidad también. ¿Y nosotros? Pretendemos evadirnos de lo que sucede o peor, deja de suceder. Nuestros mandatarios en el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo aun no atienden el clamor popular como nos lo adeudan, no les debe parecer tal y no se hace sentir. ¿Será que la indignación no apunta donde debiera? ¿O como debiera? Se sigue dando esperanzas al statu quo de que solo es asunto de tener paciencia para que asome el cansancio en el tiempo que todo lo arregla. Pero tenemos que seguir con la demanda de una nueva Ley Electoral, porque casi no queda tiempo; y sea que incluya o haga parte de otra normativa, con la de la legislación sobre la financiación de la política. En estas condiciones lo que menos nos alarma son las potenciales infiltraciones del narcotráfico en las elecciones, ante el latrocinio que se ha hecho costumbre, de las instituciones del Estado. De forma innegable como en el IHSS, que es solo una de ellas. O en forma velada como en casi todas las demás. Y son un montón. Qué sería de nuestro país si los fondos no hubieran sido desviados y hubieran llegado a su destino, los más desposeídos. Seguramente habrían dejado de serlo. Y educados y autónomos, seríamos conscientes del significado implícito en lo de elegir y ser electos. No estaríamos ahora viendo para donde salir corriendo, ante la escasez, hoy por hoy, de proyectos políticos que signifiquen perspectivas de avance y desarrollo. Ya se ve que dineros sucios en la política no solo provienen de los criminales tradicionalmente organizados, como se ha comprobado, sino también de la delincuencia de cuello blanco, tan encantadora. Exigimos transparencia en las mesas electorales y en las finanzas político-partidarias. Insoslayable.