Dialogo para construir

Dialogo para construir
Editorial El Heraldo

Tras reunirse con funcionarios del gobierno, como el canciller Arturo Corrales y el presidente Hernández y presentar un análisis sobre la primera etapa de toma de contactos para el establecimiento del diálogo en Honduras, el facilitador de la OEA, John Biehl, se reúne toda esta semana con varios sectores, incluyendo representantes de “los indignados”, así como de dirigentes políticos como el excandidato del Pac y la propia presidenta del Partido Nacional.
Incluso esta semana se incorpora un enviado de la ONU, lo que amplía el respaldo internacional al proceso al que el facilitador de la OEA retorna rebosante de optimismo como lo demuestra al llegar a Toncontín, donde aseguró que “Honduras conseguirá un acuerdo que deje a todo el mundo satisfecho”.
Y es que al menos existe un punto de coincidencia entre ambos bandos del conflicto: el consenso de que la corrupción y la impunidad de sus perpetradores es el principal tema que debe abordarse en el diálogo y la búsqueda de acciones concretas y efectivas para combatirlo.
Las manifestaciones callejeras contra los corruptos y la impunidad, que en las marchas de las antorchas exigen la instalación de una Comisión Internacional contra la Impunidad en Honduras (CICIH) –por la desconfianza en los entes nacionales-- empujaron al gobierno a proponer la creación de un Sistema Integral Hondureño de Combate a la Impunidad y la Corrupción (SIHCIC).
Un sector de la clase política ha optado por un radicalismo infecundo cuando plantea que para sentarse a dialogar se deben cumplir sus planteamientos. Eso, sin duda, no abona nada en el diálogo y en la construcción de una verdadera plataforma que estructure una lucha contra la impunidad y la corrupción.
Y en este punto es donde vamos a ver si los sectores en pugna realmente le apuestan a una verdadera lucha contra la corrupción y la impunidad, si le apuestan al desarrollo y sacar al país del atolladero en que se encuentra o por, el contrario, lo quieren seguir viendo peor aún, que impere más la anarquía y el caos. La cordura y el amor al país deben prevalecer y deponer aquellos intereses dogmáticos y sesgados.

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