Armas de fuego

Armas de fuego
Editorial La Tribuna

ESTA cifra, proporcionada por las mismas autoridades, confirma lo que en anteriores ocasiones hemos dicho sobre la Ley de Tenencia y Portación de Armas de Fuego. Que sirve para desarmar a la gente honrada, pero es inútil contra la infraestructura delictiva. Además, cada vez que anuncian reformas a la ley, para hacerla más restrictiva, lejos de dar a las autoridades un instrumento que sirva para luchar contra el delito, lo que hace es dejar más desprotegida a la población. La razón es que –según datos de la Policía y de Medicina Forense– apenas “el uno o el dos por ciento de las armas utilizadas en los asesinatos aparecen registradas”. Por supuesto. Si los delincuentes no van a registrar sus armas solo porque haya una ley. Las obtienen ilegalmente y las guardan furtivamente. Las sacan del escondite donde las tienen cada vez que quieren cometer una fechoría. ¿Cómo hace la autoridad para dar con la ubicación y poder decomisar estas armas clandestinas? Tendría que conocer el paradero de los que las tienen. O sea, conocer quiénes son delincuentes para ir a quitárselas.
Mientras, las trabas para que un ciudadano pueda obtener un arma con qué protegerse son incalculables. Una empresa para tener vigilancia tiene que pasar por un vía crucis para registrar las escopetas o los rifles que puede dar a sus vigilantes. Aparte que dan permisos limitados. No hay forma que las armas permitidas de quien custodia una casa, una empresa o un negocio puedan competir con la artillería pesada que portan los delincuentes. Igual sucede con las personas que requieren contratar seguridad personal. ¿Cuáles, qué tipo y cuántas, son las armas que la ley permite registrar a un ciudadano común y corriente? Limitadas en calibre y en cantidad. Y cada vez que discuten una reforma a la ley, los diputados creen que con hacer más tedioso el proceso, con restringir aún más la cantidad de armas que puedan registrarse, con poner más trabas al procedimiento, están contribuyendo a combatir el crimen. Lo que están haciendo es dejando a la gente decente a la mano de Dios, mientras los facinerosos portan su equipo pesado, ametralladoras, fusiles, pistolas, automáticas, en fin, lo que les viene en gana, porque no son estúpidos para ir a registrar sus armas.
Como la mayor parte de las armas con que se cometen asesinatos no están registradas y la ley solo sirve para amarrar al ciudadano que desea cuidarse, proteger su familia o su negocio, en la escena de un hecho criminal es común encontrar casquillos de tres o cuatro armas distintas. Las evidencias son llevadas a los laboratorios de balística para indagación. Pero en nada quedan, porque no hay forma de producir evidencia sobre las armas disparadas porque estas no están registradas. Lo más que pueden decir es que el 80% de los crímenes, virtud de los decomisos que se realizan, se cometen con armas cortas de los calibres 9 milímetros y 38 especial y armas largas con municiones surtidas. Las AK-47 son las preferidas. ¿Qué ciudadano cualquiera anda con una AK-47 o una pistola automática 9 milímetros? Ninguno, porque estas son armas prohibidas para la defensa personal, solo están al alcance de los sicarios y demás asesinos. Así que la próxima vez que se le ocurra a los diputados hacer modificaciones a la ley, sería bueno que piensen. Que en vez de impedir la portación de armas al público, permitan que la gente pueda adquirir el arma adecuada para su protección y obligarlo a registrarla. Si eso es lo que se quiere. Tener las armas registradas. No privar al ciudadano de su posibilidad de protegerse dejando que circule solo lo clandestino y lo irregular.

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