Un mundo lleno de idiotas

Un mundo lleno de idiotas

Por Mario E. Fumero

El profeta Daniel dejó registrado en su libro una expresión que hoy se hace realidad cuando afirmó que en los últimos tiempos la ciencia se aumentaría, y no podemos negar que en la actualidad la ciencia ha alcanzado dimensiones inimaginables hace una década atrás, a tal grado, que ha llegado el momento en que los teléfonos inteligentes han opacado, por no decir anulado, nuestra inteligencia humana.

Se habla de una inteligencia artificial capaz de controlarlo todo, desde conducir nuestros automóviles en un futuro inmediato, sin que tengamos que manejar, hasta poderle hablar a las computadoras, teléfonos y tabletas, sin tener que usar un teclado, y estos equipos controlarán nuestras vidas diciéndonos lo que tenemos que hacer, comprar o pensar. Ya muchos aparatos electrónicos son más inteligentes que las mismas personas, y según afirman los expertos, pronto gobernarán nuestras vidas, siendo esclavos de la tecnología. Podremos conversar con el celular o la tableta y estas nos responderán y nos resolverán los problemas y las dudas, con la única diferencia que tendrán inteligencia, pero carecerán de sentimientos. Ya lo podemos comprobar en algunos teléfonos inteligentes con la aplicación de “Siri”.

Cuando vamos por las calles nos encontramos a personas con un aparato en la mano, conversando o mensajeando, ignorando a los que están a su alrededor. Una de las causas de muchos accidentes de tránsito y también de caídas y golpes, radica en lo distraído que estamos cuando nos enganchamos y nos hacemos adictos de un móvil o una tableta. Al mirar ese panorama descubrimos que la gente anda como idiota, esclavos de la tecnología.

¿Cómo será el mundo del futuro? Serán tiempos en que la inteligencia artificial hará el trabajo por nosotros, entonces el ocio nos llevará a la depresión y a la soledad. Estaremos rodeados de personas y llenos de comunicación tecnológica, pero sin conocernos el uno al otro. Bastará sentarme en mi casa y decirle al equipo inteligente que encienda la luz, caliente la comida, o ponga las noticias, y todo se hará en un abrir y cerrar de ojos.

Los nuevos televisores actualmente en Estados Unidos interactúan con las personas. Le podemos hablar para que nos busquen lo que queremos ver, y nuestros niños y jóvenes, debido a la facilidad del Internet y los equipos electrónicos, ya no usan su cabeza, porque los equipos harán el trabajo por ellos. No cabe duda que el avance de la ciencia generará mucho desempleo, mucha soledad, mucha incomunicación personal, y lo peor de todo, la pérdida de la capacidad para pensar y razonar. Es debido a eso que nuestros niños y estudiantes de estos tiempos son cada día más brutos, porque todo se les hace tan fácil, que no desarrollan las neuronas, ni la inteligencia para investigar, razonar y pensar. Aun en las iglesias, nos manipulan con técnicas de inducción, las cuales nos privan hasta del discernimiento espiritual para diferenciar, por la Palabra, lo recto de lo incorrecto. En los cultos nos proyectan los textos bíblicos, sin dejarnos leer nuestras biblias, para así no poder analizar el contexto, y poder juzgar correctamente lo que quieren expresar los escritos, según el sentido bíblico del entorno.

Tenía mucha razón el doctor Albert Einstein cuando afirmó en una ocasión lo siguiente: “Cuando el progreso y la tecnología sobrepase la humanidad, nos estaremos haciendo idiotas”, y sus palabras hoy toman vigencia, porque nuestro mundo está cayendo en la idiotez, debido a que la inteligencia artificial anula nuestro racionamiento y nos conduce a una deshumanización muy grave.

¿A dónde iremos a parar si Cristo no viene pronto? A un mundo lleno de esclavos tecnológicos, en donde el amor y los sentimientos quedarán opacados, y viviremos juntos, pero alejados, perdiendo la perspectiva de usar nuestra inteligencia para compartir entre los demás el calor humano, y razonar para desarrollar un criterio propio, porque tristemente descansaremos y nos esclavizaremos a los sistemas inteligentes, que nos destruirán el amor y nos llevarán a la dictadura de la tecnología, que negará a Dios y se convertirá en un “dios”.

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