Democracia y multipartidismo

Democracia y multipartidismo

Por: Benjamín Santos
Para algunos son conceptos complementarios y para otros, excluyentes. El presente comentario obedece a que ayer escuché en un medio de comunicación la opinión de que Honduras hoy es más democrática, porque existen diez partidos políticos. Con ese criterio seremos súper democráticos cuando existan 50 organizaciones partidarias. Tendríamos que llegar igualmente a la conclusión que los países de cultura anglosajona, siguiendo el ejemplo del Reino Unido y de Estados Unidos de América no son democráticos, porque existe un sistema bipartidista.

La democracia nació en la antigua Grecia sin que se hubieran formado partidos políticos, porque el modelo que nos legaron fue la democracia directa, es decir que todos los mayores de 20 años se reunían en el ágora, es decir en la plaza pública para deliberar y tomar las decisiones que luego se pasaban al Consejo de los Quinientos para su ejecución. A eso le llamaron democracia que significa poder del pueblo o como la definió Lincoln: el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Por lo tanto la esencia de la democracia es que el pueblo se exprese ante las alternativas que se le presenten o que por sí mismo elabore frente a los problemas a resolver. La democracia en Grecia fue excluyente, porque no participaban los esclavos, los extranjeros, ni las mujeres y tampoco los menores de 20 años.

¿Cuándo surge la necesidad de formar partidos políticos como canales de expresión de la voluntad popular? Pues el fenómeno se originó en Inglaterra para agrupar a quienes estaban a favor de la continuación de la monarquía absoluta o a favor de que el poder pasara al parlamento. Ese fue el origen del bipartidismo en Inglaterra que todavía se conserva con la diferencia que con el cambio del siglo XIX al XX se sustituye uno de los partidos por el partido laborista que desde entonces se integra como elemento del bipartidismo. El fenómeno partidario adquiere auge en Europa cuando se extendió el derecho al voto para todos los hombres, aunque todavía limitado por ciertas condiciones como fue la posesión de una base económica y cultural.

Identificar la democracia con los partidos políticos es confundirla con la partidocracia como asegura Lorenzo Caboara en uno de sus libros. Como ya no es posible la democracia directa al estilo griego sin partidos, se optó por la democracia representativa para elegir a quienes como representantes del pueblo tomaran las decisiones en nombre del Estado y de cuyas consecuencias no responderán, excepto si al tomarlas caen en alguna figura delictiva como la corrupción o el abuso de poder. Si actúan en el marco de la ley las consecuencias las pagaremos todos, mientras quienes tomaron las decisiones en nombre del Estado y en representación del pueblo viven tranquilos en su casa. Ese es el mayor problema de la democracia representativa, máxime si los representantes en vez de representar al pueblo, representan intereses propios o de un grupo económico determinado.

Que existan muchos partidos no significa que el país sea más democrático, excepto si se confunde la democracia con la facilidad para crear partidos. La democracia es el poder de las mayorías y entre más se dispersan los electores menos posibilidad hay para que se formen tales gobiernos. De esa manera el excesivo número de partidos atenta contra la formación de gobiernos de mayoría, excepto si se introducen instituciones como la segunda vuelta para que al final quienes se disputen el poder sean los partidos que obtuvieron un mayor número de votos en la primera vuelta. Sin ese mecanismo para corregir los problemas del multipartidismo, los gobiernos serán siempre de minoría contradiciendo el principio de la mayoría en que en se funda la democracia.

No veamos, pues, como una virtud de la democracia la multiplicación de partidos. Para formar gobiernos de mayoría en un sistema multipartidista solo queda la alternativa de las alianzas acerca de las cuales no existe experiencia ni voluntad. Hasta hoy se fundan partidos igual que algunos fundan iglesias, para cobrar el diezmo. Disculpen la comparación.

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