Maldito aquel que se regodea con las desgracias del pueblo

Maldito aquel que se regodea con las desgracias del pueblo

Por Boris Zelaya Rubí

“Un político no debe ser nada más que uno más de la comunidad, con iguales deberes y derechos que otro cualquiera, si todo ello no se cumple y muchas cosas más que habría que puntualizar; la democracia no existe, y lo que existe seguirá siendo un conjunto de corrupciones y abusos, cuyo nombre aún está por definir”.

Magnificar los daños que nos causa la naturaleza para atacar a un contrincante político, es lo más bajo que un aspirante puede hacer. Escuchamos a un comentarista de una radio atacar furibundamente al actual alcalde y al gobierno, debido a los daños causados por las lluvias, con un lenguaje que pareciera la traducción de la peor serpiente de este mundo, siseando como un “globo” que se desinfla.

El candidato liberal, doctor, catedrático y rector universitario, ha solicitado a sus seguidores suspender las actividades proselitistas como muestra de solidaridad con las personas afectadas por las lluvias. Comprenderá la diferencia de ordenarle a un grupo de maestros y alumnos, a hacerlo a las autoridades nacionales de un partido con años de existencia. Consideramos muy buena su intención y da pesar que por su naciente liderazgo, no se den por enterados sus correligionarios. Creemos que Gabriela y Elvin ya hicieron lo pertinente y a ellos, todos los liberales les obedecerán inmediatamente. Por mientras, nuestro Presidente y candidato, ya está haciendo lo pertinente y a nivel de su partido político los puso en acción, por supuesto ayudando a todos los ciudadanos sin distinción de colores políticos como debe ser.

Nuestras autoridades de partido se han mantenido con un mando vertical, con disciplina y otorgándole méritos a los que han hecho como parte de sus vidas, sacrificios por sus correligionarios, cediendo generacionalmente su lugar a los más experimentados en el campo político.

Los eternos adversarios del Partido Nacional, por ahora divididos tanto numérica como ideológicamente, no tienen ni la más remota oportunidad de triunfo, sus pleitos internos que nadie ignora, nos hace rememorar una de las argollas más nefastas que tuvo el nacionalismo integrada por el elitismo de ese tiempo, denominada con gran acierto por doña Nora de Melgar, como “el lado oscuro”, siendo dirigido por algunos que ya pasaron a mejor vida y otros que todavía hoy, la parca permite que sobrevivan, aún a las puertas de las ergástulas. Esa historia no muy lejana debe servirles a nuestros adversarios para tratar de unirse y tal vez con un candidato no “tan cándido”, tener una opción de triunfo en un futuro no muy lejano.

De momento deben comprender los adversarios del nacionalismo, que la democracia entre ellos no existe, seguirá imperando la ley del más fuerte y el dominio de aquellos cuyos ahorros por sus últimos trabajos en la administración pública, les permite estar en la dirección varios años más.

Don Luis, gánese algunos votos enlodándose las botas, ayudando a los que en estos momentos no tienen nada, por si decide en el futuro hacer otro esfuerzo más, tal vez pueda lograr sus ambiciones. Al candidato de la Alianza ni siquiera vale la pena insinuarle que ayude, su elegante, acostumbrada e inmaculada vestimenta, no permite que lo manche, al estilo de aquella excelentísima dama, ni siquiera una motita del polen de una flor. Pareciera que no perciben la risa sarcástica de sus aparentes admiradores. Como dice el vulgo ¡tienen sangre de horchata!

La reseña histórica del Partido Nacional publicada por el Comité Central del Partido Nacional, en su parte final destaca las acciones que caracterizan nuestros triunfos: “Comprendamos nuestra realidad y esforcémonos por crear una conciencia de partido. Mantengámonos unidos y siempre listos, luchando por la justicia social y la armonía de los hondureños”.

De rodillas solo para orar a Dios.

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